Aunque dos niños sean hermanos, cada uno tiene sus propios intereses y talentos, e inevitablemente sobresalen en disciplinas que el otro no.

A medida que van creciendo, sus personalidades se vuelven más pronunciadas, provocando que uno de ellos se vuelva el “centro de atención”, mientras que el otro se sienta “eclipsado”.

“Es muy común que un hermano menor sienta que siempre está viviendo a la sombra de ese ‘glorioso’ hijo mayor”, explica Alyson Schafer, experta en crianza y consejera familiar, a la revista digital Todays Parent.

El peligro de comparar a los hermanos

Muchas veces ese sentimiento de inferioridad, ocurre cuando inevitablemente se miden las habilidades de los niños más pequeños, con los precedentes establecidos por sus hermanos mayores.

“Los padres, abuelos, tíos y todos los demás van a hacer comparaciones entre un niño y otro, y eso es algo natural (…) Los menores lo saben. De hecho, terminan haciéndolo ellos mismos”, explica Cassandra White, psicóloga infantil.

De ese modo, suelen destacar las virtudes de los niños, pero no se les ayuda a entender que si no son extraordinarios en todos los aspectos, “todavía siguen siendo una gran persona”, reflexiona.

Asimismo, hay que recordarles a los niños que los fracasos son oportunidades para aprender de los errores y que el mundo sería bastante aburrido si todos tuviéramos las mismas habilidades.

Por otra parte, la psicóloga infantil destaca que es primordial que los padres sean conscientes de cómo hablan sobre sí mismos y sus habilidades.

“Mis hijos saben que cuando se trata de ayuda con la tarea, su padre es el que se encarga de los problemas de matemáticas, mientras que recurren a mí para las tareas de inglés e historia. Somos los primeros en admitir que tenemos nuestras propias fortalezas y debilidades, pero también enfatizamos que somos inteligentes y capaces también“, explica.

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Evita las etiquetas

Otro de los aspectos que debes considerar, es evitar las etiquetas. “Decir: ‘Nuestra familia es buena en matemáticas’ implica que los niños tengan que mantenerse a la altura de sus hermanos”, advierte la experta en paternidad Arnall.

“Además, decir por ejemplo: ‘Juan es el genio de las matemáticas en nuestra familia’ implica que este papel está reservado para él y fuera del alcance de otros hermanos“, plantea.

En cambio, recomienda simplemente decir “Juan es bueno en matemáticas”. “Es una solución fácil: todavía felicito las habilidades de mi hijo, pero lo hago fuera del contexto de su papel en nuestra familia“, detalla. De esa manera, no hay limitaciones para el resto de los hermanos con respecto a lo que pueden o no hacer.

Dejar que se expresen

Cuando persisten los problemas de confianza en los niños, Schafer le recomienda a los padres hablarle con un lenguaje del aliento, en vez de elogiarlos. De esa forma el estímulo se centra en la perseverancia.

“Se trata de centrarse en el esfuerzo, no en el resultado final”, explica. Ese enfoque elimina el elemento competitivo entre los hermanos, y lo cambia por una meta personal.

Del mismo modo, si te preocupa que tu hijo más pequeño comience a sentirse inferior, es primordial darle la oportunidad de decirlo. Incluso si no es en una reunión familiar, aprovecha un momento de tranquilidad para hablar sobre cómo se sienten con respecto al resto de sus hermanos.

En ese caso, pregúntale si hay algo que puedas hacer para que se sienta más especial. “No se trata de comparar a tu hijo con todos los demás, sino de lo que sabes sobre él y lo especial que puede llegar a ser“, concluye.