Rodrigo Provoste, es un chileno misionero que en el año 2015 decidió seguir su vida bajo en el contexto de una misión cristiana en la ciudad de Odesa, Ucrania.
Un hombre que agradece a Dios el estar con vida pues tras la guerra declarada por Rusia a Ucrania lo perdió casi todo, menos la motivación de ayudar a quienes más lo necesitaban. “En una guerra se pierde casa, se pierde todo, nosotros gracias a Dios salimos con vida”, contó Rodrigo al matinal Nuestra Casa de Canal 9.
Siete años después, vivió en carne propia los años más álgidos de la ocupación rusa. Lamentablemente perdió amigos misioneros, pero conoció a cientos de personas en los campamentos de refugiados.
Su misión fue entregar alimentos y cuidados a los niños que, como consecuencia del conflicto bélico, quedaron huérfanos. “Yo les preparé comida, les hice dulces, les preparaba los cumpleaños, jugábamos a la pelota (…) todos esos recuerdos están todavía como que fuera ayer”, cuenta Rodrigo con una sonrisa.
Fue hace más de un año que Rodrigo dejó Ucrania y volvió a Chile. El oriundo de San Pedro de la Paz regresó a su región, pero no lo hizo solo. Esta vez lo hizo junto a Bagdán, un joven ucraniano de 20 años, residente Odesa la que fue ciudad portuaria antes de los ataques.
La nueva familia formada tras la guerra de Rusia y Ucrania
Fue así como Bagdán logró salir de este país en medio de la guerra para iniciar una vida distinta, lejos de las bombas. Dada su situación, el joven ucraniano no puede estudiar o trabajar, manteniéndose económicamente gracias al apoyo de Rodrigo, a quien ahora lo llama su padre.
Sus cercanos afirman que es tranquilo, amable, él menciona que se siente seguro viviendo en Chile. A pesar de no comprender al 100% el español, hace el esfuerzo para poder comunicarse, “Aquí no hay bombas y estoy tranquilo aquí, y feliz”, fue lo poco que Bagdán pudo comunicar.
Sin embargo, hay noches en las que siente angustia al recordar los ruidos de las bombas cayendo por Ucrania, pero hoy, afortunadamente, puede recibir terapia psicológica.
La venta de dulces ucranianos para subsistir económicamente
Bagdán se dedica a la venta de dulces ucranianos que él mismo prepara, y vende en los alrededores de la Laguna Grande de San Pedro de la Paz.
Pese a todo, la pequeña familia aún no encuentra manera de que Bagdán pueda tramitar una visa que le permita regularizar su situación migratoria. “Nosotros no vivimos del viento, tocamos puerta en migraciones en Santiago y no han hecho absolutamente nada”, relata rodrigo con molestia y tristeza.
El clan asegura que, a un año de solicitar refugio en nuestro país, no han tenido respuestas después de hacer el llamado a las autoridades pertinentes. “Bagdán no viene de Latinoamérica, viene de una guerra donde hay miles de personas muertas”, hizo el llamado de ayuda a los televidentes.
“Ver la situación de los niños para mi es doloroso, hay algunos que sé que están bien, pero de otros no sé nada, a lo mejor están en la guerra en este minuto y murieron”, aunque la distancia es tremenda, ellos aún buscan conocer el estado de amigos y conocidos ucranianos dejados en la guerra, pero solo saben que la situación se pone más compleja.
Según información de Europa Press, tan solo el pasado jueves 23 de enero fue que las autoridades ucranianas reportaron al menos un muerto y más de 50 heridos tras un ataque perpetrado por el Ejército de Rusia con misiles y drones contra la ciudad ucraniana de Zaporiyia.
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