Uno de los comentarios que se repite entre los primeros espectadores del documental, que hoy viernes estrenó su segundo capítulo, refiere a la nitidez de sus imágenes y la alta calidad de su audio, a pesar que el material data de 1969. Aquí, el director Peter Jackson explica cómo fue el proceso y cuáles son sus significancias.

Ya está disponible en Disney+ la segunda parte de “The Beatles: Get Back”, el esperado documental en formato serie dirigido por Peter Jackson (“El señor de los anillos”, “El hobbit”) sobre las sesiones de ensayo y grabación de “Let it be”, el disco de estudio que marcó el final del cuarteto inglés.

Uno de los comentarios que más se repite entre los primeros espectadores de la docuserie, refiere a la alta y nítida calidad de sus imágenes, registradas en 1969 por el equipo que comandó Michael Lindsay-Hogg, realizador a cargo de la arista audiovisual de la gesta.

Una pequeña parte de dicho material fue exhibida un año después en “Let it be”, documental que se centró en los desencuentros entre Paul McCartney, John Lennon, George Harrison y Ringo Starr, y en la tensión del grupo ad portas del inevitable desenlace.

En una conferencia de prensa con medios de todo el mundo a la que BioBioChile tuvo acceso, Peter Jackson desclasificó cómo fue el proceso de restauración de las cintas originales y el resultado que hoy se ve en pantalla.

“Las imágenes son algo que ya había hecho antes de otras formas. Hice un documental sobre la Primera Guerra Mundial con imágenes de hace 100 años, e hicimos que ese material se viera tan moderno y bueno como pudimos. Y cuando hicimos eso, desarrollamos otro tipo de código y software. Lo hicimos en color y no en blanco y negro. Y la razón de por qué lo hice, fue para que se viera prístino, porque siempre he fantaseado como fan de los Beatles”, señaló.

“Si alguien me ofreciera volver en una máquina del tiempo, yo iría a los sesentas a ver a los Beatles, en el estudio, no sé en qué día, pero verlos y quedarme en una esquina mirando”, confesó el ganador de Óscar con la saga de J.R.R. Tolkien.

Según Jackson, la principal motivación para trabajar dicho material fue “que todos lo pudieran sentir, y por eso no quise hacer ninguna entrevista actualizada, no quise entrevistar ni a Ringo ni a Paul hoy sobre lo que pasó: quería que nosotros pudiéramos viajar a verlo”.

En relación a los audios que se escuchan en “The Beatles: Get Back” (Jackson tuvo acceso a 150 horas, en gran parte inéditas), el director los define como uno de los grandes descubrimientos del filme, “porque no sé si has escuchado alguna grabación bootleg del Get Back”, resume.

“Estás escuchando la conversación y entremedio hay guitarra, y es frustrante. Lo más deprimente de este proyecto fue el audio. Acá en Nueva Zelanda desarrollamos una inteligencia artificial en donde podíamos poner la cinta y digitalizarla, enseñarle al computador cómo suena una guitarra, la voz, la batería. No puedes escuchar las pistas separadas, desarrollamos esto para que pudiera separar los canales de audio de las pistas mono y poder balancear las canciones”, dijo.

“Hay una dinámica que pasa: le pagan a Michael Lindsay-Hogg para que filmen mientras ensayan, y cuando están ahí se asustan. De repente se asustan, nunca han estado bajo el foco de esta manera. Michael Lindsay-Hogg desarrolla formas de grabarlos para que no se den cuenta, como poner las cámaras en trípodes, entonces en vez de haber alguien mirando a través del visor se aprieta un botón para grabar, el tipo se va a tomar un té y le ponen una cinta a la luz roja. Y los Beatles creían que nadie estaba grabado, que se fueron a tomar una taza de té”, señaló.

En su rastreo, Jackson se encontró con no poco material relevante (entre los tres capítulos, la docuserie suma alrededor de ocho horas): “Podemos escuchar una conversación confidencial porque ellos piensan que no están grabando, pero Michael sí lo está haciendo y esconde micrófonos. Y cuando lo descubren, le suben el volumen a los amplificadores y los acoplan, los ahogan. Lo que pudimos hacer fue sacar todas las guitarras y escuchar las conversaciones. Pudimos revelar conversaciones de hace 50 años que ellos no querían que escucháramos”.

Las decisiones de Jackson apuntaban en una sola dirección: “Dejamos que los Beatles nos cuenten la historia. Yo no quería un narrador ni entrevistas, sólo quería verlos a ellos, que ellos contaran la historia, que escucháramos sus conversaciones, revelarlas”.