En la película de Diego Lerman, Lucio (Juan Minujín) era profesor de Letras de la Universidad de Buenos Aires y escritor. Está pasando por una crisis familiar y de vocación. Entonces decide ser el suplente de un profesor en un colegio de la periferia porteña. En un barrio donde su padre, el Chileno (Alfredo Castro), tiene un comedor popular para niños.
El suplente
Lucio debe lidiar con la tozudez de su hija Sol, de 12 años, que no quiere ir al colegio que desean para ella sus padres separados. Con su crisis vocacional como docente universitario, haber perdido un concurso y no tener ganas de escribir. Para completar el panorama, su padre es una persona cuyo único propósito en la vida pareciera ser el comedor popular del que es impulsor. Pero el Chileno está enfermo y debe ceder a la corrupción reinante para lograr financiamiento para su labor social.
En ese contexto, Lucio decide ser el suplente de un profesor en la escuela del barrio donde trabaja su padre.
Entonces, Lucio debe enfrentarse a un curso donde nadie aprecia la literatura. Con estudiantes que tienen pocas oportunidades y donde la violencia, la pobreza, la marginalidad, la corrupción y las drogas son parte de la realidad cotidiana. También debe dejar de lado el creer que el colegio y su sala son una burbuja ajena a la realidad y los conflictos que los rodean.
Un relato clásico y eficiente
El suplente aborda la marginalidad dura de Buenos Aires -no tan diferente a las de otras latitudes, incluyendo la de grandes ciudades de Chile- desde distintas miradas. Desde la Lucio, una persona con formación universitaria, que se mueve en círculos selectos de la cultura. Las diversas miradas de sus estudiantes, marcadas por la falta de expectativas y de oportunidades. La del cuerpo docente y la directora del colegio. También está su padre. Y los grupos de poder, incluyendo a un jefe del narcotráfico local, entre otros.
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Con un relato sencillo, clásico, logra abordar de manera directa, eficiente, la complejidad de una marginalidad dura, donde los límites entre el bien y el mal, lo legal y lo ilegal, los correcto y lo incorrecto, tienen fronteras difusas y muchas veces se confunden.
El suplente es una mezcla de cine social y policial, un relato atrayente que permite distintas lecturas. Una película con una buena cámara y estética que permiten transmitir los cambiantes estados de ánimo y las emociones de esta historia cautivante y de un ambiente, a ratos, agobiante.
La importancia de la educación y del cuerpo docente
El suplente, entre otros, y como tantas otras cintas, plantea la importancia del colegio, de la educación y de las y los profesores. El rol de una institución inserta en un territorio.
Tal vez aquí radican los mayores aportes de la película. Postular la necesidad de escuelas insertas en sus territorios, relacionadas a las y los estudiantes, a sus familias. Que sabe y conoce el entorno.
También es interesante mostrar una realidad donde se logra -o, al menos, se trata- conciliar las necesidades institucionales (incluyendo sistema de educación, policía, etc) con la realidad, donde lo formal cede ante las necesidades concretas y el bien de los estudiantes.
Por último, El suplente muestra que lo importante es despertar la curiosidad, las ganas por saber, de que cada cual se conozca, se valore, por sobre un currículo, las formalidades que exigen las instituciones. Y que muchas veces se quedan en formalidades.
El suplente es una película argentina, hoy disponible en Netflix.
El suplente
Dirección: Diego Lerman
Guion: Luciana De Mello, Diego Lerman, María Meira.
Historia: Diego Lerman, Juan Vera
Reparto: Juan Minujín, Alfredo Castro, Bárbara Lennie, Renata Lerman, Rita Cortese, María Merlino, Lucas Arrua, Brian Montiel
Música: José Villalobos
Fotografía: Wojciech Staron
Coproducción: Argentina-España-Italia-México-Francia; Arcadia Motion Pictures, Bord Cadre Films, Campo Cine, Esperanto Kino, Pimienta Films, Vivo Film, Sovereign Films
Año: 2022
Duración: 110 min.
País: Argentina
