El documental de Sebastián Kohan Esquenazi aborda, a través de hijos de exiliados que estuvieron viviendo en la Villa Olímpica de Ciudad de México, temas como memoria, identidad, traumas, arraigo y desarraigo. La relación entre los vínculos, las vivencias y los entornos.

Villa Olímpica, documental de la competencia nacional de Sanfic 2022, presenta a gran cantidad de hijos de exiliados sudamericanos que vivieron y coincidieron en ese conjunto de edificios construidos para los Juegos Olímpicos. Son testimonios íntimos, profundos, junto con aspectos anecdóticos y cotidianos.

Juegos Olímpicos

En el marco de la realización de los Juegos Olímpicos de México, en 1968, se construyeron estas torres de departamentos. La idea era entregarlos después entregarlos a gente “del pueblo”.

Es en este conjunto de edificios donde, según un “mito popular”, llegaron a vivir hasta 3.000 exiliados, muchos de ellos argentinos y chilenos.

Villa Olímpica
Sebastián Kohan Esquenazi

Villa Olímpica

Sebastián Kohan (un director “multipatria”) recoge testimonios tanto en Villa Olímpica, México, como en los actuales países de residencia de los entrevistados. Eran niños en los años 70 y 80. Hoy adultos, son personas que han elaborado de distinta forma lo que fueron esas intensas vivencias.

Villa Olímpica hace un recorrido con lo que fue para esos niños llegar, de forma abrupta, a un país y una realidad completamente distinta. Las dificultades para adaptarse.

Era la dificultad de conciliar la alegría, “el ambiente de fiesta, por haber salvado la vida”, y el dolor de abandonar familia, amigos, tu país. Combinado con “historias tremendas”, terribles.

Luego conciliar el vivir una realidad pública “mexicana” y en hogares muy vinculados a sus países de origen.

“La Villa era todo México. Adentro de las casas de los exiliados chilenos, todo era Chile”. Y lo mismo pasaba con exiliados argentinos.

Villa Olímpica
Sebastián Kohan Esquenazi

Después el documental avanza en las amistades y redes que hicieron esos niños que luego fueron jóvenes, incluyendo sus primeros amores. Y, entonces, empiezan los regresos paulatinos de algunas familias a sus países. Una ruptura del tejido social.

“Nosotros no volvimos, ellos volvieron. Nosotros llegamos. Ellos terminaron su exilio y nosotros lo comenzamos”. A esto se suma, la baja consciencia de los padres de lo que estaban viviendo sus hijos.

“De aquí éramos nosotros, de aquí somos todavía”, dice un joven en su testimonio.

Argen-Mex. Ese es el término para alguien que es argentino en México y mexicano en Argentina. Un fenómeno que le sucede a muchos hijos de exiliados.

Montaje y fotografía

En un documental tan polifónico, con tantas locaciones, lograr un buen resultado requiere de mucho trabajo y oficio. Villa Olímpica es un relato unitario, con un desarrollo fluido, sin apuros ni pausas innecesarias.

En este sentido, vale destacar el montaje realizado por Galut Alarcón y Ricardo Vergara. Y la dirección de fotografía de Arnoldo Rodríguez.

Temas siempre actuales

Más allá de los hechos específicos y los testimonios recogidos -valiosos y valientes-, Villa Olímpica es un gran ejercicio para indagar en los efectos del exilio en los hijos, en los niños. En las personas que se criaron en otro país y deben volver. La creación y ruptura de lazos.

También resultan valiosas las reflexiones sobre memoria, vínculos, arraigos, la necesidad -o no- de comunidad, de redes. Y, claro, ese adultocentrismo tan arraigado que, poco a poco, se va diluyendo.

El edificio de los chilenos y Guerrero

Ver Villa Olímpica hace rememorar dos documentales con temas relacionados vinculados a Chile.

El edificio de los chilenos, de Macarena Aguiló, reconstruye la historia de hijos de miembros del MIR. Éstos, al retornar al país para enfrentar a la dictadura, crean el Proyecto Hogares, para cuidar y criar a los hijos de los que partían. Primero en Francia y luego en Cuba, en un edificio que fue llamado así “El edificio de los chilenos”. El documental muestra las tensiones, muchas frente a las noticias sobre la muerte de sus progenitores. Y las fracturas que se produjeron en esos niños.

Guerrero, de Sebastián Moreno (La ciudad de los fotógrafos, Habeas Corpus, El instante eterno), se centra en el hijo de Manuel Guerrero, dirigente comunista asesinado por la dictadura. Parte del documental es rememorando su exilio, con el valor de mostrarla junto a su vida antes y después de éste.

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Villa Olímpica es un buen aporte a la reflexión, a conocer más de estos dramas latinoamericanos (y mundiales). Un muy buen complemento a los documentales El edificio de los chilenos, Guerrero y otros.