Desde este lunes, y a horas del histórico triunfo del “Apruebo” en el plebiscito constitucional del 25 de octubre, el debate sobre quiénes deberían integrar la Convención Constituyente se instaló transversalmente, incluido en el circuito cultural.

En el sector, figuras como Jorge Baradit y Ana Tijoux hicieron explícitas sus intenciones de participar en el proceso, así como íconos del “estallido social” como Giovanna Grandón (la “tía Pikachu”) y hasta referentes de la clase política, como Pablo Longueira.

En el marco de esa discusión, una saga de tweets de la escritora chilena Nona Fernández causó debate en redes sociales, en medio de las candidaturas de diversos rostros de la cultura y las artes.

“Habría que ocuparse de proponer candidatos que sean parte del tejido social, que tengan trabajo colectivo de base, que demuestren un ejercicio sostenido en el tiempo. Nadie me lo ha preguntado, pero yo no votaré por rostros. Aunque sean mis amigxs. Sería leer pésimo este proceso”, escribió.

Consultada por BioBioChile sobre el motor de aquel “hilo”, la autora primero advierte: “Sólo soy una señora que lanza tweets, no soy un oráculo ni tengo la verdad de la vida; estoy lejos de eso”.

Hecha la aclaración, la mujer de Space Invaders profundizó en sus dichos: “He ido observando, desde el domingo hasta ahora, en este escenario nuevo que tenemos, en esta segunda etapa de este proceso ‘constituyente/destituyente’… el despliegue de esta ‘alfombra roja’ donde empieza a aparecer una cantidad de nombres que parece bien impresionante”, reflexiona.

“(Han aparecido) nombres que respeto, quiero y me parecen grandes personas. No quiero inspectoriar ni atacar a nadie, pero sí me interesa proponer una amplitud de mirada, y proponer que los personalismos no pueden estar por sobre el tejido social”, agregó la novelista chilena, una de las exponentes contemporáneas más elogiadas en el extranjero.

De acuerdo a la escritora, “lo que aquí necesitamos son representantes del tejido social, representantes de los movimientos, los colectivos, de las bases. Aquí nadie puede salir de su casa (a la Convención): tienen que salir de un colectivo que esté organizado, que proponga una serie de ideas que no tengan que ver con estas expertises a las que estamos acostumbrados”.

Para la actriz y guionista se trata de modificar el método para obtener un resultado distinto. “Estas expertises tienen que ver con la experiencia de estar mucho tiempo pensando un problema; desde las distintas áreas. Creo que eso es tremendamente importante, y no figuras que estén pensando el tema desde el ‘estallido’, que por supuesto que hay figuras nobles que han sido importantísimas en este proceso, pero yo sé y soy testigo que hay bases que vienen trabajando hace décadas de manera silenciosa”.

El plan de acción, según la autora de Chilean Electric, es “empezar a observar otros lugares, y no los lugares a los que el modelo nos tiene acostumbrados, que es esta idea de las figuras, de los rostros que yo menciono”.

A su juicio, no se trata de buenas o malas intenciones (“Sin duda aquí las buenas intenciones son completas”, asegura), sino de prestar atención a lo que antes no observábamos.

“Lo que propongo, e insisto en que puedo estar muy equivocada, es que lo que necesitamos es observar a quienes no hemos observado, y que quizás las ‘figuras luminosas’, y que son tan bien intencionadas, puedan ponerse al servicio de esos nombres, porque por cada figura que se va a postular (a la Convención) hay 5 personas que han estado trabajando desde hace mucho tiempo, desde las bases y que no son conocidas. Por cada figura que se postula, hay sombra para esa gente y eso es lo que preocupa”, añade.

En definitiva, la propuesta de Fernández es olvidarse de las caras y privilegiar los proyectos que convoquen. “Abortar los nombres y pensar en los colectivos, las bases, los trabajos, los territorios, los gremios, los sectores”, dice.

Lo anterior lo graficó en la pública intención de Ana Tijoux de ser parte de la Convención Constituyente, y en cómo inmediatamente reaccionó la clase política con dos propuestas casi automáticas en redes sociales.

“(El lunes) observamos cómo la Anita Tijoux -a quien admiro, es una monstrua, la quiero- se propuso para constituyente y preguntó quién me apaña, y vimos cómo rápidamente los partidos empezaban a coaptar su nombre, porque esa es la visión que tienen del mundo de la cultura y las artes: instrumentalizar nombres, secuestrarlos“, explica.

“La emocionalidad es importantísima al momento de votar y pensar este momento; aquí se enredan emociones, sentimientos e ideas, y está bien que sea así… Pero creo que hay un tema de alta profundidad: estamos evidenciando un cambio, que lo ha propuesto la ciudadanía, el estallido, y es un cambio radical. Es un cambio de modelo, y para cambiarlo debemos aprender a leer desde otro lugar, dejar de leer los escenarios con las mismas lógicas neoliberales que nos han enseñado a leerlo todo”, plantea.

En dicha senda, Nona Fernández es consciente de las dificultades. “Propongo esta mirada, y evidentemente que no es fácil hacerlo: son décadas de neoliberalismo. Desbaratar esas lógicas, esas tramas, no es fácil. Pero es la oportunidad de hacerlo”, dice.