China y Taiwán iniciaron el martes un histórico diálogo entre sus gobiernos, por primera vez desde el fin de la guerra civil en 1949, en un contexto de deshielo de las tensiones y esperanzas de intercambios a través del Estrecho de Formosa.
Esas conversaciones a un nivel sin precedentes tienen lugar simbólicamente en Nankín, la ciudad del este que el sector nacionalista de Chiang Kai-shek había elegido como capital.
Wang Yu-chi, un responsable taiwanés encargado de las relaciones con China continental, se reunió el martes por la tarde con su homólogo Zhang Zhijun, jefe de la Oficina China de Asuntos Taiwaneses.
La habitación en la cual tuvo lugar su entrevista había sido decorada en forma neutral, sin banderas visibles ni títulos oficiales sobre la mesa de discusiones, para evitar herir las sensibilidades.
Esta visita de Wang representa un “progreso importante”, opinó el martes Xinhua, la agencia de noticias oficial del régimen comunista. Sin embargo, es un avance que debe ser minimizado, pues los expertos no creen que los dirigentes de los dos territorios se reúnan en un futuro próximo.
Sin embargo, esta primera entrevista entre dos jerarcas gubernamentales pone en evidencia los esfuerzos realizados desde hace algunos años en ambas partes del Estrecho de Formosa para curar las heridas de la guerra civil que desembocó en 1949 en una partición entre la “República de China” nacionalista y la “República Popular de China” comunista.
Ese año, dos millones de chinos fieles al jefe nacionalista Chiang Kai-shek, derrotado por las fuerzas de Mao Zedong, se refugiaron en la isla de Taiwán. Desde entonces, Pekín y Taipei se atribuyen separadamente su total autoridad sobre China.
Pekín considera que Taiwán le pertenece y no ha renunciado a la reunificación, por la fuerza si fuese necesario. Pero las relaciones entre las dos entidades se han calmado desde la elección en 2008 del presidente Ma Ying-jeou.
Este artífice del renacimiento del partido Kuomintang (KMT) -el ex enemigo nacionalista- fue reelecto en 2012 y es favorable a tener relaciones con China continental.
Después de tímidos contactos en los años 1990, Taiwán y China comunista franquearon en 2010 una decisiva etapa en el camino hacia el deshielo al firmar un acuerdo marco de cooperación económica bajo el patrocinio de Ma Ying-jeou.
Sin embargo, dicho acuerdo y otros gestos de apertura como la reanudación de los vuelos directos, fueron negociados por organismos semioficiales, pues Pekín y Taipei todavía no tienen relaciones diplomáticas.
“Este viaje tiene implicaciones cruciales para continuar la institucionalización de las relaciones entre las dos orillas del estrecho” de Formosa, declaró Wang a la prensa durante el anuncio de su viaje, a fines de enero.
“Como primer presidente del Consejo de Asuntos Continentales, soy consciente de que tengo una gran responsabilidad y de que el camino será largo”, agregó.
El diplomático deberá tratar fundamentalmente la creación de oficinas de enlace, la integración económica regional y el acceso a la atención médica para los estudiantes taiwaneses en China. También se hablará de la cuestión de la libertad de prensa.
En función de los resultados de este encuentro, la estadía de Wang en China podría permitir una reunión entre Ma Ying-jeou y el presidente chino Xi Jinping, señaló George Tsai, un politólogo de Taipei.
La cumbre de los dirigentes del foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico (APEC) de Pekín en octubre sería una ocasión ideal, señaló por su parte Wang Yu-chi.