El gobernante yemení, Alí Abdulá Saleh, dijo el jueves en una entrevista con medios estadounidenses que no renunciará mientras sus ex aliados, ahora convertidos en rivales, puedan competir en las futuras elecciones, dando un revés a las esperanzas de una solución pacífica.

El acosado gobernante respondió a un plan diseñado por sus vecinos del Golfo diciendo que “todos los elementos” que causan tensión en Yemen deberían salir del escenario, o prepararse para la guerra civil.

Saleh se refería al general disidente Alí Mohsen al Ahmar, quien se ha unido a las filas de las protestas populares que comenzaron a principios de este año, y a la poderosa tribu Ahmar, no relacionada con el general.

“Si transferimos el poder y ellos están allí, significa que hemos sido objeto de un golpe de Estado”, dijo Saleh en su primera entrevista desde que regresó a su país el viernes tras una estancia en Arabia Saudita para recuperarse de las heridas sufridas durante un ataque en junio en su palacio.

“Si transferimos el poder, y ellos están en sus posiciones, y se mantienen como tomadores de decisiones, será muy peligroso. Esto conducirá a una guerra civil”.

La revista Time y The Washington Post, que realizaron la entrevista, dijeron que “cicatrices profundas” marcan la cara de Saleh y que tenía problemas de audición. Sólo una fotografía lejana del veterano líder -que no permitió primeros planos- fue publicada en los artículos.