Cyril Depres | © Marcelo Maragni/Red Bull Photofiles

Cyril Depres | © Marcelo Maragni/Red Bull Photofiles

Los campeones defensores en autos y motos, el español Carlos Sainz (Volkswagen) y el francés Cyril Despres (KTM), vivieron un miércoles negro en la décima etapa del Rally Dakar-2011, que podría costarles la victoria final a tres días del arribo a Buenos Aires.

La especial día era relativamente corta (176 km), pero estaba matizada por el cruce de la cordillera de los Andes por el Paso de San Francisco (4.748 m de altitud) y las dunas blandas de Fiambalá (Argentina), y fue allí donde los segundos en las respectivas clasificaciones generales encontraron la desilusión.

El último año, las magníficas dunas blancas locales, adosadas a montañas negras y marrones, a menudo pedregosas, le pasaron factura a más del 30% de los participantes, que debieron abandonar durante esta etapa de desierto argentino.

Este año, la etapa fue más tarde, y los presentes eran en esencia los más fuertes, lo que no impidió un número impresionante de caídas de motociclistas, obviamente extenuados, constató la AFP.

El propio Despres fue una de las víctimas en esta ocasión. “He cometido un error importante en el km 120 cuando iba bastante bien. He leído 17 en lugar de 117 y me he encontrado de pronto en un camino pedregoso”, comentó.

“Después, durante los últimos kilómetros, he vuelto a equivocarme. Di media vuelta y me caí en un socavón de barro. Era imposible salir, me tiré cerca de 10 minutos hasta conseguirlo”, remarcó Despres, quien perdió 9:56 respecto al vencedor en la fracción, el líder Marc Coma (KTM).

En autos, la etapa le trajo dolores de cabeza a algunos hombres en punta, como al estadounidense Mark Miller (Volkswagen), que quedó sembrado en una duna en el km 94, haciéndole perder preciosos minutos. Ese obstáculo sí lo pudieron superar el líder, el qatarí Nasser Al-Attiyah, y Sainz.

Pero el español no estuvo libre de los problemas en la jornada. “He perdido la carretera dos o tres veces. Luego hemos pinchado y al final del trayecto he roto la caja”, dijo decepcionado.

Balance del día: un quinto lugar de etapa con más de 9 minutos perdidos respecto a Al-Attiyah -cuarto-. Al final, la victoria fue para un Volkswagen, el del sudafricano Giniel De Villiers.

“Salvo un error de Nasser, se acabó lo que se daba para nosotros”, reconoció el doble campeón mundial de rally (1990 y 1992).

Mal día entonces para los defensores de los títulos, que seguramente tendrán dificultades para revalidarlos este año.

Y cuando quedan tres días para la llegada a la capital argentina -incluidos dos relativamente complicados, según el director de la prueba, Etienne Lavigne-, sus archirrivales, para colmo sus compañeros de equipo, pueden comenzar a saborear el triunfo.