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Considerada por la revista Forbes como la ciudad “más cara del mundo para los extranjeros”, Luanda, la capital de Angola, es también una de las más desiguales del planeta, con millones de pobres instalados junto a hoteles de lujo y vehículos todo terreno, surgidos de la bonanza petrolera.

Un tráfico infernal, una nube de contaminación, una masa humana en constante movimiento, calor y humedad, ‘monoblocks’ derruídos de los años 60, grandes avenidas, favelas, el mar, edificios en construcción elevándose como champiñones… Sí, no hay duda, Luanda es el reino de la “confuçao”, como repiten los angoleños.

“El principal problema de Luanda es que hay demasiada gente y poca infraestructura. No hay suficientes casas, no hay electricidad, no hay agua corriente, no hay desagües”, constata Marco, un angoleño de unos 30 años que volvió al país hace cinco tras vivir largo tiempo en Bélgica.

En efecto, la capital de esta ex colonia portuguesa, concebida para unas 500.000 personas, alberga hoy en día unas 5 millones de almas, la mayoría de ellas escapadas del interior de país, devastado por una guerra civil que azotó durante casi 30 años al país (1975-2002).

En sus calles, el contraste no puede ser más fuerte: mujeres y niños vestidos casi con harapos y mutilados de la guerra civil venden de todo (desde frutas y perchas, pasando por CDs y ventiladores) mientras poderosas 4×4 importadas con vidrios polarizados desfilan en caravana.

Primer productor de petróleo en Africa, Angola ha registrado tasas de crecimiento de dos cifras desde 2003, aunque este año ha sufrido una fuerte recesión por la crisis económica mundial y ha tenido que recurrir por primera vez a un préstamo del FMI (Fondo Monetario Internacional).

En este mundo de fantasía para algunos que fomentan los petrodólares, un café en uno de los lugares de moda puede llegar a los 10 dólares, y una cena sin vino en uno de sus restaurantes en la playa se paga al menos 75 USD.

En cuanto a los hoteles, los precios no arrancan por debajo de los 150, 200 dólares y llegan hasta los 600 o más, mientras que la renta de una casa en uno de los condominios de lujo puede subir a 10.000 dólares mensuales.

La Ciudad sin taxis (los primeros serán puestos en circulación en ocasión de la Copa de Africa de Naciones de fútbol, en enero), tiene por único medio de transporte para quien no tiene auto a los “candongueiros”, unos minibuses azul y blanco que recorren Luanda en todos los sentidos por 100 kwanzas (algo más de un dólar