Clonación, regeneración, inmortalidad… esta y otras habilidades parecen cosa de ficción, pero existen realmente en el mundo.

Hay ciertos animales que poseen de forma natural algunas de estas aptitudes únicas, aunque nos cueste creerlo.

Estos casos prueban, una vez más, que la naturaleza es asombrosa… y que hay muchas cosas sobre nuestro planeta que nos falta por descubrir y comprender.

1- Hay animales que se clonan a sí mismos

Leiolepis ngovantrii | Zoologisches Forschungsmuseum Bonn (cc)
Leiolepis ngovantrii | Zoologisches Forschungsmuseum Bonn (cc)

Algunos animales poseen una habilidad llamada partenogénesis, es un proceso de reproducción mediante el cual un óvulo se convierte en un embrión sin ser fecundado.

Este procedimiento se produce en algunas especies de lagartijas, peces e invertebrados.

Los Leiolepis ngovantrii son una especie de lagartija que es capaz de hacer esto. Es famosa en restaurantes de la región Delta del río Mekong en Vietnam, debido a que son un plato típico de la zona.

Recién en 2010 se descubrió que en esta especie no existen machos, sólo hay hembras, y que para reproducirse se clonan a sí mismas.

L. Lee Grismer, herpetólogo de la Universidad La Sierra en Riverside (EEUU), halló esta peculiar característica luego de que otro científico -amigo suyo- notara algo extraño en las lagartijas mientras visitaba un restaurante vietnamita y se lo contara.

Al respecto, postula que el Leiolepis ngovantrii podría haber surgido como un híbrido entre dos especies, según recoge el medio español ABC.

2- Hay peces que caminan en vez de nadar

Las criaturas marinas son maravillosos seres que poseen la habilidad de nadar grandes distancias en el vasto océano y, a diferencia de los humanos y otros animales, no pueden caminar sobre la tierra… o eso creíamos.

Resulta que no es tan así: existen especies de peces que son capaces de caminar. Aquí te mostramos dos de ellas.

El primer pez fue descubierto hace apenas un par de meses por Emeric Benhalassa, un hombre que estaba buceando en la isla de Bali, en Indonesia.

Allí, grabó a un pez que, en vez de nadar, caminaba por el fondo marino gracias a dos suertes de aletas.

Aún no se sabe qué tipo de pez es, o si se trata de una especie completamente nuevo, pero científicos de todo el mundo están debatiendo al respecto. Por ahora, algunos creen que pertenecería al género Minous, también conocidos como los peces más venenosos del mundo, según reportó la revista National Geographic.

La segunda especie de “pez que camina” de la que hablaremos tiene una gran diferencia con la anterior: en realidad se trata de un pez anfibio.

Llamados periophthalmus o peces del fango, estas criaturas son capaces de salir del agua y caminar en tierra, aunque siempre necesitan que haya fango para poder hacerlo.

Cuando están en tierra firme no respiran como un animal terrestre, sino que llevan agua en sus branquias, lo que les permite permanecer en la superficie. Habita en las costas de África, India y el sur de Asia.

3- Hay peces que pueden respirar aire en tierra

Clarias gariepinus | W.A. Djatmiko (cc)
Clarias gariepinus | W.A. Djatmiko (cc)

Hay otros tipos de peces que también pueden “caminar” en la superficie pero que, a diferencia del descrito anteriormente, pueden respirar directamente el aire como lo haría cualquier otro animal terrestre.

Se trata de la familia de los cláridos o bagres laberintos (Clariidae), compuesta por unas 15 especies que se caracterizan por tener cuatro pares de barbillas en la boca, y que tienen un órgano adicional a las branquias, que les permite respirar aire.

Estos peces son de agua dulce y habitan mayormente el Sudeste Asiático, de acuerdo a National Geographic.

4- Hay animales que regeneran partes de su cuerpo

Ajolotes mexicanos | Daniel Lombraña González (cc)
Ajolotes mexicanos | Daniel Lombraña González (cc)

Qué no daríamos los humanos por tener esta habilidad: existen animales que son capaces de regenerar las extremidades que les han sido amputadas y/o otras partes de su cuerpo severamente dañadas.

Uno de los más famosos que tiene esta suerte de “superpoder” es el ajolote mexicano, que puede regenerar extremidades, partes de su cerebro, el corazón y la mandíbula inferior.

Otra especie popular que cae dentro de esta categorías son las estrellas de mar, que son capaces de regerar cualquier parte de su cuerpo.

En cuanto a los mamíferos, los ciervos pueden hacer que sus cuernos vuelvan a crecer cuando los pierden, según relata la revista National Geographic.

4- Hay serpientes que vuelan

Serpientes voladoras  de la especie Chrysopelea paradisi | Alan Couch (cc)
Serpientes voladoras de la especie Chrysopelea paradisi | Alan Couch (cc)

La lógica dicta que las serpientes deberían ser incapaces de volar, porque sus largos cuerpos fueron hechos sólo para reptar por la superficie. Error.

Existen cinco especies de serpientes que son capaces de “volar”. Se le llama así, aunque lo que hacen en realidad es planear por el aire a través de grandes distancias, contorsionando su cuerpo para darse impulso.

Estas pertenecen al género Chrysopelea y sus nombres son: Chrysopelea ornata, Chrysopelea paradisi, Chrysopelea pelias, Chrysopelea rhodopleuron y Chrysopelea taprobanica.

Habitan desde el oeste de la India hasta Indonesia y pueden medir desde 60 centímetros de largo… hasta más de un metro, narra National Geographic.

5- Hay marsupiales casi imposibles de envenenar

Zarigüeyas de la Era del Hielo
Zarigüeyas de la Era del Hielo

Las zarigüeyas, una orden de mamíferos que agrupa a más de 90 marsupiales, se volvieron populares entre los niños gracias a que dos de ellas son protagonistas de varias películas de la saga infantil La era del hielo.

Sin embargo, estos animales tienen una aptitud secreta que muchos podrían desconocer: son inmunes a todos los venenos de serpientes del mundo.

Esta habilidad se origina en sus péptidos, una pequeña cadena de aminoácidos.

Esta rara habilidad pronto podría también salvar vidas humanas: desde 2015 que científicos estadounidenses están realizando experimentos para desarrollar un medicamento basado en la inmunidad de las zarigüeyas, que combata el veneno de serpientes en personas que hayan sido mordidas. Esto fue presentado durante el 249º Encuentro Nacional y Exposición de la Sociedad Química Americana (ACS), según reportó en ese entonces el portal científico Eurekalert.

Además de su protección contra el veneno, las zarigüeyas tienen otra habilidad de defensa muy efectiva: son expertas en “hacerse las muertas”.

6- Hay animales inmortales

La más asombrosa y rara habilidad de todas, es la inmortalidad. Hay dos criaturas que la poseen y ambas son marinas.

Una es la hidra. Inspirada en un monstruo marino en la mitología griega, esta familia está compuesta por organismos hidrozóos hidroides que miden alrededor de 10 milímetros y habitan en agua dulce. Son hermafroditas y se alimentan cazando otras criaturas con sus tentáculos.

Un estudio publicado en 2015 en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, descubrió que estas criaturas no envejecen como la mayoría de los animales, sino que permanecen jóvenes por siempre, según recoge el portal científico LiveScience.

Sus células se regenerarían eternamente, sin deteriorarse.

Medusa Turritopsis nutricula | Takashi Murai | www.nytimes.com
Medusa Turritopsis nutricula | Takashi Murai | www.nytimes.com

La segunda es la medusa cuyo nombre científico es Turritopsis nutricula. Es conocida como la “Benjamin Button” de la vida real, debido a que una vez llega a vieja, es capaz de rejuvenecer todas sus células y “volver a nacer”. No obstante, eso no ocurre en todos los casos.

Según explicó a la revista National Geographic Maria Pia Miglietta, académica de la U. Estatal de Pensilvania que dirigió un estudio al respecto, estas medusas pueden rejuvenecer todas sus células cuando pasan por alguna crisis, como cuando sufre daño físico o se está muriendo de hambre.

En esas ocasiones, en vez de fallecer, transforma todas sus células hasta volver a la etapa de su nacimiento. Este ciclo puede repetirlo indefinidamente. Es decir, es inmortal.

Esta medusa no es escasa, al contrario, se encuentra muy presente en los océanos, pero puede que sea difícil verla porque es del tamaño de un dedo meñique humano.