Para el doctor Jeffrey Bernstein, psicólogo y reconocido asesor matrimonial con más de 30 años de experiencia en el rubro, existe una palabra que las parejas no se pueden permitir, y que podría causar graves daños en su desarrollo.

Mediante una columna en el portal de Psychology Today, el especialista profundizó en su tesis: “Lo que hace que las relaciones prosperen es trabajar de forma inteligente para mantenerlas vivas y en buen estado. Y una forma de mejorar tu relación de manera más inteligente es dejar de ‘hincar’ todo en la persona que amas”, escribe.

“Dudo que yo sea más inteligente que la mayoría de la gente que lee mis palabras. Dicho esto, me gusta pensar que he aprendido a trabajar de un modo inteligente en mis relaciones. Con este fin, prácticamente he eliminado la palabra “debería” de mi vocabulario”, revela.

En base a su conocimiento de la terapia cognitiva, Bernstein cree que los “debería” generan “un poder de control y una dinámica de juicios” que complican la relación.

“Pensar en los ‘debería’ sobre alguien que amas, o estar en el extremo receptor de un ‘debería’, crea energía negativa y, con el tiempo, puede ser tóxico para cualquier relación, especialmente una amorosa”, postula.

Lo anterior lo grafica con una situación: “Si las parejas albergan pensamientos tóxicos internalizados y ocultos, incluso los ejercicios de escucha reflexiva pueden no exponer estos pensamientos subyacentes que agotan. Por ejemplo, si dices: ‘necesito que por favor recojas tu desorden más a menudo’, pero en tu interior piensas: ‘siempre vas a ser descuidado’, entonces ninguna paráfrasis se verá librada de esta creencia subyacente tóxica”.

Vera Arsic | Pexels (C)

Y en esto, es enfático: “Para que alguien con un pensamiento tóxico supere esta situación, primero debe estar dispuesto a desafiar el pensamiento tóxico. En este caso, la forma de disputar dicho pensamiento podría ser: ‘ella me trae mucha alegría y me ama profundamente, pero esperar de forma rígida e irrespetuosa que sea más ordenada no es justo. Me ayudará a recordarme a mí mismo que, aparte de eso, ella sigue siendo una madre muy cariñosa"”.

Según el experto, el principal problema que creen que sufren las parejas es el modo en que se comunican a diario, pero “si bien esta explicación tiene algún mérito, por lo general son ajenas a algo mucho más cercano: sus propios pensamientos tóxicos”.

“¿Lo que sale de nuestras bocas realmente refleja nuestros verdaderos pensamientos internos?”, se pregunta Bernstein. “Debemos reconocer que muchos pensamientos tóxicos comienzan con un ‘debería’. En mi último libro para adolescentes, ‘La ansiedad, depresión y la caja de herramientas para adolescentes’, ayudo a los jóvenes a aprender, en esta etapa temprana de la vida cómo contrarrestar y manejar los ‘debería’ tóxicos sobre ellos mismos y sobre los demás, incluidas las conexiones íntimas”.

“Cuando imponemos los “debería” a nuestras parejas, e incluso si pensamos que solo lo estamos haciendo en la privacidad de nuestras propias mentes, estos pueden salir en nuestro tono o acciones, a menudo dejando al oyente pensando una palabra distinta como resultado de ello”, señala.

Pero no todas son noticias negativas. Bernstein propone aquí algunas soluciones para el complejo “debería”.

“Si puedes reemplazar tus ‘debería’ con ‘me gustaría’, se podrían evitar muchos pensamientos tóxicos. En lugar de ‘deberías saber cómo me siento’, intenta (pensar y) decir: ‘me gustaría que me escucharas sobre este tema’. En lugar de ‘no deberías mencionar eso’, intenta (pensar y) decir: ‘me gustaría considerar lo que estás diciendo"”.

“Me sorprende cómo los pensamientos tóxicos en las parejas ocurren tan incesantemente y tan a menudo fuera de la verdadera consciencia. Tomarte el tiempo para ser consciente, identificar tus pensamientos tóxicos y disputar o cambiarlos, los llevará a un lugar mucho mejor en la relación. No diré ‘deberías probarlo’, pero sí ‘te animo a que lo consideres"”, finaliza.