En enero próximo se publicará la autobiografía del papa Francisco, donde abordará diversos aspectos de su vida.
Un adelanto del libro fue entregado al diario Corriere della Sera, en donde se dio a conocer una delicada situación que el pontífice sufrió en 2021, cuando viajó hasta Irak.
En efecto, detalló Francisco, una vez llegado a aquel país recibió avisos de dos posibles ataques terroristas en su contra, lo cuales no se llevaron a cabo.
“Aquel viaje me fue desaconsejado por todos. Pero yo quería ir hasta el final, sentía que debía. Decía, casi familiarmente, que necesitaba ir a ver a nuestro abuelo Abraham, el antepasado común de judíos, cristianos y musulmanes”, indicó.
De hecho, precisó, fue el Servicio Secreto Británico el que alertó a su equipo de seguridad respecto a las posibles acciones.
“Incluso tras toda aquella devastación, el viento del odio no se detenía. Me avisaron tan pronto como aterrizamos en Bagdad el día anterior”, expuso.
“La policía había alertado a la Gendarmería vaticana sobre una información recibida de los servicios secretos ingleses: una mujer cargada de explosivos, una joven terrorista suicida, se dirigía a Mosul para hacerse estallar. Y una furgoneta también había salido a toda velocidad con la misma intención”, agregó.
El pontífice cerró su relato aseverando que, de acuerdo a lo que se le informó en ese entonces, los dos ataques fueron detenidos por la policía en Irak.
“Cuando al día siguiente pregunté a la Gendarmería que sabía de los dos atacantes, el comandante me respondió lacónicamente ‘ya no están’. La policía iraquí los había interceptado y hecho explotar. También esto me afectó mucho, también este era un fruto envenenado de la guerra”, concluyó.
Hay que señalar que, en esa instancia, el papa visitó la ciudad santa del Islam, Nayaf, y se reunió con su máxima autoridad, el ayatolá Ali al Sistani, en un encuentro que fue cordial.