Cafés y restaurantes fueron el último sector de la economía en volver a abrir este viernes en Austria, que sigue flexibilizando las restricciones impuestas para frenar el coronavirus, aunque con estrictas medidas de protección.

El personal de cafés y restaurantes debe portar mascarillas, y las mesas mantener entre ellas al menos un metro de distancia. No más de cuatro adultos deben estar sentados juntos, salvo si comparten la misma vivienda.

En la capital Viena, el tiempo lluvioso impidió un afluencia importante a las terrazas de estos locales.

Entre los primeros clientes del Café Goldegg figuran las estudiantes de 19 años Fanny y Sophie, que disfrutaron de su desayuno en este local.

“Fue muy duro para nosotras que este café estuviera cerrado. Lo extrañábamos, y esperamos ahora venir muy a menudo”, afirma Sophie.

Unos 41.000 cafés y restaurantes fueron cerrados en Austria desde mediados de marzo, y aunque el gobierno ha ofrecido ayudas a los comerciantes del sector, éstos temen por el futuro de su actividad.

Por otro lado el gobierno austríaco anunció el viernes la reapertura progresiva de las salas de espectáculo a partir del 29 de mayo.

En el marco del plan de desconfinamiento, los teatros y las salas de concierto podrán acoger hasta a 100 espectadores a partir de fines de mayo, respetando estrictas normas de distancia social, según informó el ejecutivo en rueda de prensa.

Este número será luego ampliado a 250 personas desde el 1 de julio, fecha en la que los cines volverán a abrir. Más tarde se pasará hasta 1.000 personas a partir del 1 de agosto, con algunas restricciones específicas.

Este viernes la secretaria austríaca de Cultura dimitió tras recibir críticas de la oposición y del sector cultural, que le reprochaban haberse olvidado de las ayudas financieras a la cultura.