La británica Ashanti Smith (18), una joven con el síndrome de Hutchinson-Gilford o Progeria, falleció el pasado 17 de julio luego de presentar complicaciones por su trastorno genético que la hacía aparentar varios años más de los que tenía. Sus últimas palabras, relató su madre, fueron “tienes que dejarme ir”.

Se trata de un trastorno genético que no tiene cura y que, según la Clínica Mayo de Estados Unidos, es progresivo y “extremadamente raro que acelera el envejecimiento de los niños y que comienza en los primeros dos años de vida”.

“Los problemas cardíacos o los accidentes cerebrovasculares son las causas finales de muerte en la mayoría de los niños que padecen Progeria”, agregan, especificando que el promedio de vida de los niños con el síndrome es de 13 años, aunque algunos pueden vivir hasta los 20.

Según publicó People, a causa del trastorno Smith padecía de artritis, problemas de movilidad e insuficiencia cardíaca.

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El medio, además, recoge que su madre, Phoebe Louise Smith, contó que la joven “tocó mucho sus corazones con su fuerza de voluntad”. “Se sentía hermosa todos los días”, dijo luego.

El día de su fallecimiento, recordó, “estaba caminando, comiendo KFC, caminando por el parque, absolutamente bien. Luego todo vino de repente y duró aproximadamente media hora”. “Mamá, te amo. Tienes que dejarme ir”, relató que fueron sus últimas palabras.

Desde la Clínica Mayo detallan que los signos de la enfermedad en la infancia incluyen “retraso en el crecimiento, con una estatura y con un peso por debajo del promedio, rostro angosto, mandíbula inferior pequeña, labios delgados y nariz aguileña, y cabeza desproporcionadamente grande para el rostro”.

Además, podrían existir “ojos prominentes y cierre incompleto de los párpados, caída del cabello, incluso de pestañas y cejas, piel delgada, manchada y arrugada, venas visibles y voz aguda”.