El cáncer Cervicouterino es una de las patologías con mayor tasa de mortalidad en América y Chile, convirtiéndose en la segunda causa de muerte de mujeres entre 22 y 44 años. Efectivamente, cada año mueren 700 mujeres por esta enfermedad.

“En general, existe conciencia entre las mujeres, de la importancia de tomarse el Papanicolau (PAP), pero aun así, persiste un porcentaje de la población que nunca se ha realizado el examen”, explica Rosa Muñoz Magna, académica de la Escuela de Tecnología Médica de la U. Andrés Bello.

La tecnólogo médico asegura que “cuando las mujeres acuden a los centros de salud para consulta por cualquier causa, se capta a aquellas que no tienen su PAP al día y pueden ser derivadas para la toma. Mujeres que no asisten a controles de ningún tipo, quedan sin la posibilidad de ser captadas. Es por ello que sólo las campañas de difusión podrían concientizarlas de la importancia que tiene realizárselo”.

¿Cómo se realiza?

La muestra de PAP se obtiene del cuello uterino (zona exocervical y endocervical) utilizando una espátula de madera. Se deposita sobre un portaobjetos, fijándola en forma inmediata con una laca en aerosol, que sirve para preservarla.

Cada muestra se acompaña de una solicitud de toma de muestra con datos personales. Se adosa la placa a la solicitud y se envía al laboratorio de citología donde es teñida y luego analizada al microscopio, para descartar presencia de células neoplásicas.

La calidad de un examen se mide a través del análisis de la Sensibilidad y el Valor Predictivo Positivo. El primero, es la probabilidad de clasificar correctamente a un individuo enfermo, es decir, la probabilidad de que, para un sujeto enfermo, se obtenga un resultado positivo. Es, por lo tanto, la capacidad de un test para detectar la enfermedad.

El segundo, es la probabilidad de padecer la enfermedad, si se obtiene un resultado positivo en el test. Puede estimarse, a partir de la proporción de pacientes con un resultado positivo en la prueba, que finalmente resultaron estar enfermos.

“En Chile, el Programa de Cáncer Cervicouterino realiza un control anual de la calidad de los diagnósticos emitidos por los laboratorios de la red pública, obteniendo los parámetros de Sensibilidad y Valor Predictivo Positivo. Ambos parámetros se han mantenido en rangos del 90%, comparables a países desarrollados”, destaca la experta.

¿Quiénes deben realizarse el Pap?

El Programa define como grupo de riesgo, mujeres en edades de 25-64 años, con énfasis en mayores de 35 años. No obstante, toda mujer que inicia su vida sexual puede acceder a realizarse el examen.

La periodicidad para la toma, que define el Programa de Cáncer Cervicouterino es cada 3 años.

“El cáncer cervicouterino presenta lesiones pre-invasoras llamadas Lesiones Intraepiteliales, provocadas por la acción del virus papiloma humano (VPH)”, explica la tecnóloga médica.

“Existen tipos de VPH con capacidad de transformar en malignas a las células del cuello uterino y otros que sólo causan lesiones sin capacidad de progresión. Los tipos virales, 16 y 18 son los que con mayor frecuencia están implicados en la transformación maligna. Los tipos 6 y 11 se consideran de bajo riesgo, más frecuentemente afectan a mujeres jóvenes y se asocian lesiones transitorias llamadas condilomas, las que en la mayoría de las veces desaparecen en forma espontánea”, finalizó.