El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, advirtió el miércoles que el ejército podría intensificar sus operaciones contra la Franja de Gaza dirigida por el movimiento palestino Hamas luego de un nuevo episodio de violencia.

El miércoles antes del amanecer aviones de la Fuerza Aérea israelí bombardearon unos 25 objetivos de Hamas en la Franja de Gaza en represalia al lanzamiento de cohetes desde el enclave palestino.

Netanyahu advirtió durante un discurso en una ceremonia militar en el sur de Israel, que “intensificaría” sus operaciones contra la Franja de Gaza si ello fuera necesario, detalló la Agence France-Presse.

“Estamos preparados para cualquier escenario y nuestros enemigos harían bien en entenderlo”, declaró.

La fuerza militar israelí indicó el miércoles que los aparatos israelíes atacaron 25 posiciones del brazo armado del movimiento islamista Hamas.

Los militares precisaron que más de 45 cohetes y obuses de mortero fueron disparados en dirección de Israel desde el enclave.

Cinco palestinos fueron levemente heridos por los bombardeos, según fuentes médicas de Gaza.

Del lado israelí no se registró ninguna víctima. Pero gran parte de los 200.000 habitantes israelíes que viven cerca de la frontera con Gaza pasaron la noche en refugios.

Temor a una escalada

El sistema israelí de defensa antiaérea interceptó siete disparos palestinos, aunque otros llegaron a territorio israelí.

Se trata del segundo episodio similar en tres semanas. Como a fines de mayo, el brazo armado de Hamas y de Yihad Islámica, otra fuerza islamista palestina, reivindicaron los disparos de cohetes, respuesta según ellos a los ataques israelíes de los últimos días.

“La ecuación es simple: será bombardeo por bombardeo, no permitiremos que el enemigo perpetre impunemente esos actos de agresión contra nuestro pueblo y la Resistencia”, indicaron en un comunicado conjunto, prometiendo responder a los ataques israelíes.

Israel repite que apunta a las posiciones de Hamas como responsable de todas las acciones provenientes del territorio.

Israel y Hamas, el movimiento islamista palestino que dirige la Franja de Gaza, libraron tres guerras desde 2008, y observan desde la última de ellas, en 2014, un alto el fuego a menudo interrumpido por actos hostiles.

Las tensiones se agravaron con el inicio, el 30 de marzo, de una movilización en la Franja de Gaza contra el bloqueo que sufre el enclave, y por el derecho al retorno de los palestinos a las tierras de las que fueron expulsados al crearse Israel en 1948.

Israel justifica el bloqueo impuesto desde hace mas de diez años por la necesidad de contener a Hamas.

Esta movilización generó manifestaciones a lo largo de la frontera entre Gaza e Israel, y enfrentamientos entre palestinos y soldados israelíes, apostados en la valla fronteriza que cierra el enclave.

Al menos 132 palestinos murieron por disparos israelíes desde el 30 de marzo, la gran mayoría en los enfrentamientos a lo largo de la frontera.

La movilización se ha reducido en los últimos días, pero Israel intenta hacer frente al envío masivo de cometas y balones incendiarios que, lanzados desde la Franja de Gaza, han incendiado miles de hectáreas de su territorio.

Cometas y balones incendiarios

El fenómeno genera una polémica política sobre cómo responder. El ejército, amparándose en la idea de llevar a cabo una represalia proporcional, y para evitar una escalada, se ha resistido a los llamados a eliminar a quienes lanzan esos artefactos.

Pero, al mismo tiempo, ha acentuado la respuesta militar, bombardeando posiciones de Hamás, movimiento al que responsabiliza de todo lo que ocurre en el territorio.

Un portavoz del ejército israelí, el teniente coronel Jonathan Conricus, indicó que el ejército se limita hasta ahora a lanzar advertencias verbales a los que lanzan las cometas, o que procedieron a disparos de advertencia. “Pero esta situación podría cambiar”, advirtió.

Esas cometas, que “parecen juguetes”, son de hecho “armas destinadas a matar”, afirmó a la prensa.

Este último incidente se produce antes de la llegada a Israel de emisarios del presidente estadounidense Donald Trump para intentar hacer avanzar un plan de su administración sobre el inextricable conflicto israelo-palestino.

Impera el pesimismo sobre las posibilidades de éxito de este plan, y se plantean serios interrogantes sobre cómo tendrá en cuenta la explosiva situación en Gaza.