Rusia advirtió que responderá a la decisión de Moldavia de expulsar a 45 empleados de la embajada rusa en Chisinau, entre diplomáticos y personal técnico, por sospechas de espionaje.

“Consideramos que se trata de acciones inamistosas e infundadas que no quedarán sin respuesta”, afirmó la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova.

Subrayó que la decisión del Gobierno moldavo es “un paso más del régimen de Chisinau hacia la destrucción de las relaciones bilaterales”.

“Ahora en Moldavia la rusofobia se estimula por todos los medios (…). Por lo que sabemos, la gente no se inclina por lo rusofobia, pero el gobierno corta todos los lazos. Esto es malo”, afirmó a su vez el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Señaló que el gobierno moldavo lleva las relaciones con Rusia a “un estado lamentable”.

“Desde luego, tales acciones (la expulsión de personal de la embajada rusa) según la reglas diplomáticas demandan reciprocidad”, agregó.

Zajárova calificó de “relato fantasioso” la “llamada investigación que contiene acusaciones infundadas de espionaje contra la Embajada de Rusia en Chisinau y sus funcionarios”.

El portavoz del Ministerio de Exteriores de Moldavia, antigua república soviética, Ígor Zajarov, anunció que 45 miembros de la misión diplomática rusa abandonarán el territorio moldavo.

Moldavia argumentó que pretende equiparar el número de trabajadores en la Embajada rusa a los que tiene la legación moldava en Moscú, es decir, 10 diplomáticos y 15 técnicos.

El martes, el Ministerio moldavo de Exteriores convocó al embajador ruso en Chisinau, Oleg Vasnetsov, después de que medios locales informaran de que los servicios especiales rusos han intensificado su actividad en la antigua república soviética, cuyas autoridades han condenado la guerra de Rusia en Ucrania.