La teleserie de Mega llegó a su fin este miércoles en su capítulo número 1.128, convirtiéndose en la más larga en la historia de la televisión chilena.

Este miércoles, en su capítulo número 1.128, “Verdades Ocultas” llegó a su fin luego de cinco años en pantalla y bajo el rótulo de “la teleserie más larga en la historia de la televisión chilena”.

Tras el esperado epílogo, y a modo de balance, no son pocas las interrogantes que deja el hito. ¿Cuáles fueron las claves de su éxito? ¿Cuál será el legado de “V.O” a sus sucesoras? ¿Se justificaba su extensión? ¿Cruzó el cerco más allá de lo apropiado?

Para Carmen Rodríguez, crítica de TV del diario El Mercurio, los méritos de la telenovela hablan por sí mismos. “Verdades Ocultas tuvo esa gracia: fue enganchando a los televidentes. La historia se fue contando de una forma en que siguió siendo atractiva para la gente. Siempre tuvo más de un dígito de audiencia, a lo largo de sus distintas temporadas. Claramente, sí tuvo llegada con la audiencia. Tiene mérito”, cuenta a BioBioChile.

“Hay gente que la encuentra un mal producto, una historia totalmente descabellada, pero las cifras de audiencia desmienten eso. El producto funciona. Además, no es de alto presupuesto. Dado el tipo de teleserie que es, de la tarde, con elenco acotado. Con no más de 16 actores al mismo tiempo, esta hizo que la gente fuera creyendo en ellos, y aceptando situaciones inverosímiles por la forma en que estaba hecha la historia”, explica.

Jorge Peña, locutor, guionista y gestor del podcast “Impacto en el rostro”, especializado en teleseries chilenas, dice que la fidelidad de la audiencia es un factor determinante para entender el fenómeno.

“El gran valor de esta diurna radica en sus cinco años en pantalla, donde siempre se ubicó entre los programas más vistos del día. Antes de la pandemia, hubo capítulos que marcaron sobre los 25 puntos promedio, a las 4 de la tarde; un tremendo éxito. En algunas oportunidades superaron a las teleseries vespertinas y nocturnas”, comenta.

“Además, es un mérito el trabajo del equipo de guionistas, que estuvo cinco años quemándose las pestañas en una historia llena de giros y sorpresas”, agrega Peña, quien destaca el rol de Camila Hirane como uno de los motores del programa.

En esta línea, Carmen Rodríguez pone en contexto la sinergia del elenco, “que fue bien virtuosa”. “En esta teleserie han pasado más de 50 actores. En cada temporada son menos de 20, pero han ido yendo y viniendo personajes. Yo destacaría a Carmen Zabala y Camila Hirane, que estuvieron desde el comienzo. Ellas después interpretan a las hijas de sus personajes y se llevan el peso de la historia”.

La analista, a su vez, recuerda el rol de Solange Lackington como Rocío Mackenna de adulta en el tramo final de “V.O”, en lo que fue su primer rol protagónico en TV tras casi 40 años de actuación. “Lo hizo muy bien”, apunta.

Verdades Ocultas: desafíos para la industria

Desde la tribuna de los espectadores ocasionales, el retirado director de TV Sergio Riesenberg, con más de cuatro décadas de trayectoria en la industria, observa con asombro el arraigo que causó “Verdades Ocultas” en sus televidentes.

“Fue algo típicamente nuestro, una historia que muestra a nuestra gente y nuestras costumbres. La gente se identificó con los personajes, porque les llegaron. Eso es lo más importante. Cuando pasa eso, y la gente se siente partícipe, el resultado es positivo”, resume en diálogo con BioBioChile.

“Verdades Ocultas va a estar en los registros de la historia televisiva, y es bueno que ocurran estas cosas, porque son estímulos. Me gustan los fenómenos televisivos cuando se producen positivamente. Nuestra TV está hoy en una etapa crítica, con muy malos directores, y además se están haciendo pocas teleseries”, sostiene.

Peña agrega: “Nuestros episodios más escuchados en Impacto en el Rostro fueron en donde estuvieron actores y actrices con paso en ‘Verdades Ocultas’. Eso es un reflejo claro del interés que despertó en la audiencia esta teleserie”.

Legado y reflejo

Al momento de describir el legado y las escenas que pasarán a la historia televisiva local, para Peña hay una de carácter inolvidable: “Eliana (Mabel Farías) crucificada frente a los vecinos y vecinas del pasaje. Esto, a Mega le costó una multa de 50 UTM por transmitir este tipo de escenas en horario de protección al menor”, recuerda.

Sobre sus rasgos distintivos (y con aquellos que le valdrán un espacio en la historia grande de las teleseries locales), Carmen Rodríguez apunta a uno de los ejes primordiales de “Verdades Ocultas”.

“Es súper interesante que todos los personajes, incluso los protagónicos, todos podían cruzar el límite entre el bien y el mal. Eso no suele verse en otras teleseries. Rocío, la heroína, asesinó a varias personas… Los protagonistas siempre tratan de no involucrar a la policía en esto, tratan de tomar justicia por mano propia, como lo que ocurrió en los capítulos finales”.

“Aquí las heroínas también cometen crímenes, se salen de la ley. Transitan. Nadie aquí es muy puro. Todos tienen sus pecados y sus trasgresiones. Y la historia está contada de un modo en que los televidentes lo aceptan”, subraya.

¿Un reflejo de la actual industria?

¿Fue “Verdades Ocultas” un reflejo de la actual industria del entretenimiento, con franquicias en permanente retorno e historias casi inextinguibles, sin finales definitivos? Responde Rodríguez: “La industria está demostrando irse a la segura. De repente no se le da tanto espacio a las cosas nuevas, a la innovación, y a lo que funciona se le trata de sacar el máximo provecho posible. En ese sentido, ‘V.O’ es reflejo de eso, pero se arriesgaron a algo que pudo no haber funcionado. El mérito es que funcionó, pero esperamos ver cosas nuevas, más arriesgadas”, resume.

La voz de “Impacto en el Rostro” agrega la arista económico-laboral del fenómeno televisivo: “Tengo entendido que esta teleserie se comenzó trabajando con ‘El Secreto de Puente Viejo’ como referente, que tuvo algo así como 2 mil capítulos, y que los líderes del área dramática de Mega se reunieron con dicho equipo para resolver temas técnicos. Frente a la crisis de las áreas dramáticas, Mega se ha esforzado por buscar fórmulas”.

“En ese sentido, la idea de hacer una teleserie XL responde a la necesidad de abaratar costos: te ahorras en el armado de nuevos sets, de vestuario, utilería, etc”, agrega.

En su diagnóstico, “el género vive hoy un monopolio dominado por Mega, la única señal que ha sido perseverante y ha sabido qué quieren ver sus telespectadores. Sus teleseries están entre los 10 programas más vistos todos los días. Los demás canales no han sido constantes: entre teleserie y teleserie pasan muchos años, y eso afecta el compromiso de la audiencia”.

Ante este panorama, Sergio Riesenberg ve una oportunidad para el nicho dramático: “No sé si los canales están en condiciones de afrontar lo que es una teleserie, que es muy caro. Pero esta es una demostración de que lo nuestro gusta en televisión, y que no se deben ir copiando esquemas”.

“Hay que seguir el modelo argentino, que ven más TV abierta que el cable, porque los representa, porque están sus problemas, pero también porque es tremendamente creativa”, propone.