El próximo 13 de julio se cumplen siete años de la inesperada muerte del actor Cory Monteith, quien fue encontrado sin vida en la habitación de un hotel en Canadá.

El protagonista de Glee tenía 31 años y falleció producto de una sobredosis de drogas, adicción contra la que luchaba desde los 13 años.

La noticia impactó al mundo, especialmente a sus compañeros de reparto, que no daban crédito a lo que vivían, pues sólo tres meses antes el actor había entrado a centro de rehabilitación para buscar ayuda.

La adicción a las drogas y el alcohol fue un tema que se abordó en la serie en más de una oportunidad. De hecho, el personaje de Monteith, Finn Hudson, fue el protagonista de uno de esos episodios.

En una desgarradora coincidencia, en el capítulo 10 de la tercera temporada, Finn le cuenta a sus cercanos que se quiere unir al Ejército, para seguir el legado de su padre quien había sido un héroe de guerra y fallecido en Irak.

Debido a esto, su madre se ve en la necesidad de contarle la verdad. Aunque su padre sí había estado en la guerra, él había tenido una baja deshonrosa y muerto en Cininatti.

“No sé si vio algo o hizo algo o perdió el camino, pero se desmoronó”, le confesó su mamá. “Él tenía un problema de drogadicción que intentó superar cuando volvió, principalmente por ti, pero desaparecía por días, semanas a veces. Y un día no volvió más”, recordó.

El hombre finalmente falleció siendo muy joven producto de una sobredosis de drogas. “Tu padre era mucho más que sus últimos meses de vida”, le aseguró la mujer al estudiante.

Glee
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Aunque conmovedora, la escena no tuvo mayor repercusión hasta la muerte del intérprete, quien perdió la vida de una forma muy similar a la descrita en la producción.

La causa de muerte de Cory, según la policía, se debió a una sobredosis de alcohol y heroína.

“Cory ignoraba trágicamente que su sistema nervioso central ya estaba comprometido debido a la cantidad de alcohol que había consumido durante toda la noche”, explicó en ese momento el médico Jason Payne-James.

“En cuestión de segundos después de inyectar la heroína, los efectos de estas dos drogas se combinaron para suprimir su capacidad de respirar. A medida que su respiración se ralentiza, a su corazón le resulta mucho más difícil bombear oxígeno alrededor de su sangre”, añadió.

“Finalmente, fue la combinación de alcohol y heroína lo que lo mató y no la heroína aislada”, finalizó.