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El degu chileno está siendo considerado como el animal ideal para investigaciones relacionadas con el Alzheimer, ya que los individuos más ancianos de esta especie presentan de forma natural los signos distintivos de la enfermedad, como placas de amiloide y depósitos de proteína tau en sus cerebros. A pesar de resultados contradictorios de laboratorios europeos, una investigadora chilena, Patricia Cogram, confirmó la presencia de la enfermedad en algunos degus, lo que sugiere que la endogamia excesiva en los degus de laboratorio podría haber sido el problema. Los investigadores están identificando genes asociados con la enfermedad en los degus para futuros estudios y posibles terapias. El degu ha recibido apoyo como modelo animal para el Alzheimer, con subvenciones y conferencias internacionales respaldando su uso en investigaciones sobre esta enfermedad.

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El degu chileno se está convirtiendo en el animal por excelencia para las investigaciones en torno al Alzheimer, debido entre otros motivos a que los más ancianos dentro de esta especie presentan de forma natural los signos distintivos de la enfermedad.

Así fue explicado en The Transmitter, explicando que hace casi 20 años, un equipo de investigación chileno encabezado por Nibaldo Inestrosa, de la Universidad Católica, encontró que los degus mayores desarrollaban placas de amiloide y depósitos de proteína tau en sus cerebros, características distintivas de la enfermedad.

Esto sugirió que los degus podrían ser un modelo para el Alzheimer esporádico, la forma más común de la enfermedad en humanos.

Asimismo, su esperanza de vida de 8 años en cautiverio les vuelve especialmente atractivos para los científicos que los usan para para modelar la enfermedad de Alzheimer esporádica, a diferencia de los modelos de ratones transgénicos desarrollados para imitar la versión hereditaria y de aparición temprana de la enfermedad.

Aunque hubo resultados contradictorios de laboratorios europeos que no encontraron signos de la enfermedad en los degus, Patricia Cogram, una investigadora chilena, decidió investigar más a fondo. Optó por utilizar degus capturados en la naturaleza en lugar de aquellos que habían sido criados en cautiverio y, al hacerlo, encontró que algunos degus sí desarrollaban la patología del Alzheimer, mientras que otros no.

Esto sugiere que el problema podría haber sido la endogamia excesiva en los degus de laboratorio.

“Nunca nos creímos el cuento de que todos los degús, cuando envejezcan, tendrán Alzheimer”, explicó. “Era una idea un poco descabellada”. Por ello, “pensamos: nadie ha hecho genética con este animal. Así que nunca cruzaremos o endocriaremos el animal hasta que entendamos qué está pasando”.

Cogram y sus colaboradores realizaron análisis genéticos y pruebas de comportamiento en degus para confirmar la presencia de la enfermedad y su correlación con el deterioro cognitivo y conductual. Estos resultados acabaron por validar la idoneidad del degu chileno como modelo para estudiar el Alzheimer.

Según detalla el sitio especializado, Robert Deacon desarrolló una prueba de comportamiento basada en el comportamiento natural de los degus: excavar, lo que permitió una evaluación más precisa de su función cognitiva en comparación con las pruebas utilizadas en ratones, que podrían no ser adecuadas para los degus al no comportarse de la misma manera.

Los investigadores están identificando genes específicos que parecen estar asociados con el desarrollo de la enfermedad en los degus, lo que podría ayudar en la selección de animales para estudios futuros y en la identificación de posibles objetivos terapéuticos.

El estudio de Cogram “despejó el campo” para el degu chileno, acota Manuel Moro, administrador científico sanitario del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA) de los Estados Unidos, que supervisa los proyectos sobre modelos animales alternativos de la enfermedad de Alzheimer.

“Estoy muy satisfecho con ese estudio”, expresa.

Ante la evidencia, el degu acumula apoyos como modelo animal para la enfermedad de Alzheimer. Cogram y su equipo ya aseguraron una subvención de $5 millones, válida por cinco años, del NIA para desarrollar un atlas de células individuales del animal y comparar su patología de manera más directa con la de humanos y otros modelos.

Asimismo, el pasado diciembre, Moro y alrededor de dos docenas de investigadores se reunieron en Chile para una conferencia sobre el degu y otros modelos animales no convencionales de la enfermedad de Alzheimer. “Tenemos grandes expectativas sobre el degu”, sostuvo Moro.