Los 460 casos de chilenos y chilenas cegados parcial o totalmente con disparos de carabineros durante las protestas sociales es la referencia inmediata de esta producción, escrita y dirigida por Tomás Espinosa, al frente de cia. Geografía Teatral.

Por Leopoldo Pulgar Ibarra

Aunque sus realizadores definen esta primera experiencia como una producción cinematográfica, “Mirando fijo algo que explota” tiene también un indudable perfil teatral, coincidente con las numerosas experiencias híbridas durante la pandemia.

Mirando Fijo Algo Que Explota, foto de José Araya (c)

Sin embargo, esta vez el director agrega un componente valioso e interesante al contrastar la intimidad de las reflexiones y ansiedades personales con la masiva presencia de la gente en la calle durante las movilizaciones sociales y la represión policial.

Lo hace a través de los actores y actrices del elenco que, desde sus residencias, dialogan mirando la pantalla, desde la cual un interlocutor semi identificado responde mediante el uso de subtítulos.

Este mecanismo que se utiliza de principio a fin en una de las propuestas más atractivas que sobresalen en este período, también podría interpretarse como una conversación con el espectador, conectado con la plataforma desde donde se emite el audiovisual.

El recurso acentúa las situaciones, condiciones y actitudes contrapuestas que surgen durante la lucha colectiva en las calles y cómo repercuten a nivel personal.

Mirando Fijo Algo Que Explota, foto de José Araya (c)

Así, el compromiso con las luchas sociales y la solidaridad con las mujeres y hombres, cuyos ojos estallaron con los balines de acero de las escopetas que los carabineros, a propósito, percutaron hacia los rostros de los manifestantes, se entremezclan con la independencia de las decisiones, los temores y la soledad propios de los momentos límites que se viven.

Junto a Tomás Espinosa, guionista y director, intervienen las actrices María Paz Grandjean, Marcela Salinas y Bárbara Vera, y los actores Guilherme Sepúlveda y David Gaete.

El grupo se completa con José Araya y John Guerra (dirección de fotografía); Carola Chacón (dirección de arte y vestuario); Alejandro Miranda (música original); Javiera Espinosa (Hair & Make up); Monserrat Albarracín (Color Grading);
Juan Pablo Valderas (post producción de sonido);
Jonathan Queupunahuel (Foto Fija & Making Off);
Gabriel Ebensperger (diseño gráfico); Camila Provoste y Bárbara Vera (producción); Claudia González (comunicaciones); y José Araya, John Guerra, Vlady Cortés y Jota Garrido (equipo rodaje documental).

Casos y personajes

Un profesor incrédulo que discute con sus alumnos; una mamá que, aunque no quiere que su hija vaya a una marcha, tampoco le impone su autoridad; un artista que se maquilla para salir a realizar una acción de arte; una doctora que atiende a un herido en la clínica privada…

Y una joven con parche en el ojo que conversa sobre lo que sienten ella y su interlocutora con herida similar transportan historias envueltas en una extraordinaria tensión existencial y cotidiana.

Unas más que otras conllevan un espasmo interior que moviliza a actores y actrices lejos de los excesos dramáticos y llamados a compadecer a los que sufren, además de no ensalzar lo heroico de algunos gestos.

Sin embargo, el director aprovecha cada ocasión para asentar el relato global en hechos concretos, en la realidad dura que está presente.

Como cuando las lacrimógenas se filtran en la sala e irritan los ojos del profesor que exige a sus alumnos concentrarse en la atemporal historia de la magna Grecia… ironía que se acrecienta al atribuirle un resignado “váyanse, no hay clases”, seguido de imágenes de grandes movilizaciones.

Otros momentos aluden a heridas sangrantes de la sociedad que explican las causas de la revuelta social, como el del joven herido en los ojos, atendido de emergencia en una clínica privada, que le dice a la doctora que se irá, porque no tendría con qué pagar.

Mirando Fijo Algo Que Explota, foto de José Araya (c)

Asociaciones íntimas

En este esquema de asociar situaciones diarias con sentimientos-emociones y posiciones ideológicas sobre los derechos humanos y sociales, el director Tomás Espinoza incluye dos escenas claves.

El diálogo de una mamá con su hija dispuesta a incorporarse a las movilizaciones: no le da permiso, pero tampoco la obliga a quedarse en casa, porque intuirá la importancia de la decisión de la muchacha y será capaz se sosegar sus inquietudes y temores por la represión callejera.

“Cuídate” es la palabra que le reitera, para después declarar indignada que denunciará la represión y que “si hay que romper cuestiones, sí, vamos a romper. Esto no va a quedar así”.

En este paneo de puntos de vista que se van complementando, la producción introduce un personaje que habla sobre llevar la lucha a nuevos grados de compromiso.

Lo propone a través del artista que prepara su “cuerpa” para realizar una acción de arte en la calle, mientras se maquilla parsimoniosamente y acera la rabia que siente contra quienes han dejado sin visión a cientos de chilenos, estudiantes endeudados, lesbianas apaleadas y mapuches reprimidos.

“¿Y si nos pasa algo?” dice su interlocutor-espectador, reflejando la incertidumbre que comprime el diálogo, a lo que replica con sencilla contundencia: “Ya nos está pasando”.

Matucana 100. ( www.m100.cl).
Lunes a domingo, entre 18.00 y 22.00 horas.
Entrada general (Paga lo que puedas en www.ticketplus.cl), $ 2.000, $ 4.000 y $ 6.000.
Hasta el 18 de noviembre.