Gritando consignas contra el ajuste fiscal que impulsa el gobierno de Brasil, cientos de manifestantes vestidos de rojo invadieron el miércoles la sede del ministerio de Hacienda en el centro de Sao Paulo, constató un fotógrafo de la AFP.

Unos 200 de los 1.500 manifestantes que protestaron en Sao Paulo contra los cortes en el presupuesto impulsados por la presidenta Dilma Rousseff para hacer frente a la recesión económica, acamparon con sus pancartas y banderas en el vestíbulo del ministerio, y dicen que no se moverán de allí hasta que el gobierno negocie con los manifestantes en Brasilia.

“No vamos a aceptar los recortes en viviendas ni que la crisis interfiera en las inversiones en vivienda”, dijo uno de los manifestantes, el líder del Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) Guilherme Boulos, al portal G1.

En Brasilia y Rio de Janeiro cientos de personas también protestaron frente a las sedes del ministerio de Hacienda contra el plan de austeridad, con el cual el gobierno busca lograr un superávit fiscal primario de 0,7% el año próximo.

Y en una protesta paralela, unos 1.500 miembros del Movimiento de campesinos Sin Tierra (MST) intentaron invadir el ministerio de Agricultura pero fueron reprimidos con gas pimienta y a golpes por la policía, según periodistas de la AFP en el lugar.

Los Sin Tierra, tradicionales aliados del gobierno de izquierda, consiguieron no obstante tirar bombas de pintura y grafitear las fachadas del ministerio en reclamo de una reforma agraria y contra el cierre de escuelas rurales. “El agronegocio mata”, leía uno de los grafitis, mientras otro insultaba a la ministra Katia Abreu.

Manifestantes sin techo, profesores, maestros y funcionarios públicos protagonizaron otra manifestación contra el ajuste fiscal en Brasilia frente al despacho del ministro de Hacienda Joaquim Levy.

“Este gobierno, que al principio fue considerado progresista, es un gobierno que perdió sus principios dentro de la izquierda”, se quejó Roni Morais, un profesor de psicologia de 48 años de la Universidad federal de Mato Grosso do Sul.

“El pueblo está revuelto por todo lo que está pasando, está pagando la cuenta del robo que está ocurriendo”, dijo a la AFP Rubens Rambo, un funcionario de la presidencia que desde hace más de 100 días está en huelga, en referencia al megaescándalo de corrupción en la estatal Petrobras que afecta la economía y salpica al gobernante Partido de los Trabajadores.

En Rio de Janeiro, un centenar de “sin techo” celebraron un acto simbólico donde cocinaron frijoles negros.

“Estamos cocinando frijoles en la olla a presión. Es una imagen para poner bajo presión al gobierno, para que revea su ajuste fiscal y sus cortes, para que no sea el trabajador el que pague”, dijo a la AFP el portavoz del MTST Guilherme Simoes.

Brasil enfrenta un complejo escenario de recesión económica, elevada inflación y alza del desempleo. La popularidad de Rousseff está por el suelo y tiene dificultades para lograr la aprobación del plan de austeridad fiscal en un Congreso que da muestras de rebeldía.