Entre 3 y 12 horas puede llegar a esperar un paciente trasladado en ambulancia de urgencia hacia un recinto asistencial.

Así lo aseguran desde la Asociación Nacional de Reanimadores de Chile (Anrech), quienes incluso señalan que han existido casos en que se ha debido aguardar en el estacionamiento de los hospitales por 24 horas.

¿La razón? La falta de camas y especialistas médicos, lo cual obliga a desarrollar tediosas esperas que, además de poner en peligro a los enfermos, no permiten atender nuevas emergencias.

Marco San Martín, parte del directorio de la Anrech, explicó a El Mercurio que por protocolo “nosotros entramos al paciente en nuestra camilla a la urgencia, le hacen las primeras pruebas y después lo tienen que hospitalizar ahí o hacer exámenes para saber si se va o no”.

“Nosotros estamos obligados a esperar hasta que eso pase y ahí pueden pasar varias horas porque en el sistema público no hay camas, no está el médico que se necesita o los equipos para hacer los exámenes están ocupados. En todo ese rato, nosotros no nos podemos ir”, agregó.

Una realidad que podría verse modificada con el plan de inversión propuesto por el Gobierno, que busca inyectar 120 mil millones de pesos al sistema y con ello duplicar el parque de ambulancias para el sector público con miras a 2018. Sin embargo, los mismos trabajadores aseguran que esta medida los beneficiará, pero no solucionará falencias mucho más profundas.