Es importante reconocer las primeras señales de una depresión en los niños. Esto se logra conociendo muy bien en los a los hijos e interesarse por cualquier cambio de rutina que experimente. Por ejemplo si los padres no pueden contra una pataleta que antes eran capaces de calmar con ciertas técnicas, es un indicador de que algo no anda bien.

Entre algunos rasgos que pueden observarse en niños con la patología es que se encierran, no hablan, tienen trastornos del sueño, que derivan en insomnio y provocan entre otras consecuencias el ingreso dificultoso al colegio o frecuentes discusiones y peleas con sus pares, o dicen frases como que “No se sienten bien, o quieren desaparecer o prefieren morir”, menciona la médico psiquiatra infantil Lidia González del Centro Crecer Bien.

Que los padres no tomen a los niños en cuenta, o no prestarles la debida atención se ha vuelto una característica frecuente entre las familias modernas. “Lo más importante es tener una figura cercana a la cual el niño pueda recurrir”, explica la especialista.

Lo primero que se debe hacer cuando se teme que un menor puede estar sufriendo de una depresión es pedir ayuda. Lidia González comenta que “Nuestro sistema de salud está capacitado para ayudar a los niños”. Y una de las instituciones más rápidas para diagnosticar alguna posible complicación del comportamiento es el sistema de control sano, donde las enfermeras están capacitadas para captar en una primera etapa el presunto desorden y derivarlo a un especialista. Si, en cambio, no se forma parte del sistema de salud público se recomienda recurrir al pediatra.

La proporción de tener un cuadro depresivo cuando uno de los padres ya presenta la enfermedad supera el 50% en niños preescolares, trastorno que generalmente pasa desapercibido. A la vez, un indicador de recurrencia de episodios depresivos en la adolescencia es haberlos vivido en la infancia.

Escucha a continuación la entrevista completa a Lidia González realizada por Scarleth Cárdenas y Patricio Cuevas en Expreso Bío Bío: