Este fin de semana se celebró el Día del BDSM, que hace alusión a un conjunto de prácticas sexuales que incluyen “Bondage y Disciplina, Dominación y Sumisión, Sadismo y Masoquismo”. Aunque el concepto comenzó a usarse en los 90, estas prácticas adquirieron una popularidad más masiva desde 2011 con el éxito de la saga literaria 50 Sombras de Grey de E. L. James y su consecuente franquicia de películas.

De acuerdo a Jazmín Sepúlveda, de la tienda online de juguetes y accesorios sexuales Starsex, muchos creen que estas prácticas son todas iguales, pero no es así. “Si te gusta el BDSM eso no implica que las debes practicar todas”, señaló a BioBioChile.

Sepúlveda recalca que -como en toda interacción sexual- una de las principales claves del BDSM es el consentimiento. “Deben cumplir con las reglas del SSC, sigla que significa: sensato, seguro y consensuado. Dicho de otro modo, se trata de prácticas sexuales que no deben jamás poner en riesgo a la persona y que deben realizarse de manera voluntaria y consensuada, sin ejercerse bajo ningún tipo de presión. Por eso, esto es muy distinto a hablar de violencia o abuso donde no hay ningún tipo de consentimiento”, explicó.

Pero, ¿en qué consiste cada práctica que agrupa el BDSM? Jazmín explica cada una:

Bondage: “Es una práctica erótica que tiene como objetivo el disfrute de amarrar, de ver inmovilizada a la pareja o de sentir que tu pareja te inmoviliza parcial o totalmente. Esto, se puede hacer mediante amarras – conocida como ataduras eróticas – o también se puede hacer mediante esposas, tobilleras, cintas, entre otros artículos sexuales que impiden la movilidad. También, el impedir la visión de la persona colocando pañuelos o segaderas es parte de este tipo de práctica, así como también lo es la suspensión. También está lo que se conoce como ‘breathplay’ que donde se incluyen prácticas como la asfixia erótica”.

Disciplina: “Esto hace referencia a lo que se conoce como ‘castigos eróticos’, que pueden ser muy variados como mediante un látigo, paletas para realizar ‘spanking’ (nalgadas), mordaza, entre otros artículos”.

Dominación: “Hace referencia al rol dominante de uno de los involucrados y es quien manda o domina al otro, pero todo siempre en el marco de un juego erótico y siendo consensuado”.

Sumisión: “Es el opuesto al rol del dominante y que tal como indica su nombre, es quien se somete – bajo libre albedrío – a la voluntad del otro”.

Sadismo: “Es una práctica mediante la cual las personas involucradas sienten excitación y placer sexual al incomodar o infringir algún nivel de dolor en otro. Cuando el dolor deja de ser placentero, o cuando el placer se reemplaza por sufrimiento, esto es indicador que no se está practicando el BDSM de forma correcta”.

Masoquismo: Hace referencia a quienes sienten placer erótico al sentir o padecer de algún nivel de incomodidad o dolor durante el encuentro sexual. Lo mismo que el punto anterior, cuando el dolor deja de ser placentero, o cuando el placer se reemplaza por sufrimiento, esto es indicador que no se está practicando el BDSM de forma correcta”.

Sepúlveda dice que son muchas las personas que practican el BDSM sin saberlo o agregan algunos aspectos de estas prácticas en sus encuentros. “Por ejemplo, a alguien le puede parecer muy erótico que lo peinen, lo bañen o que le jalen el pelo durante el sexo, que le den nalgadas o le digan frases subidas de tono que, fuera del contexto erótico, serían totalmente inadecuadas”, menciona.

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¿Cómo se puede practicar de manera saludable?

– La comunicación es vital. Por un lado, todas las partes involucradas deben expresar verbal y claramente su consentimiento en realizar algunas de estas prácticas. Pero no es todo, también debe haber una conversación previa sobre los llamados límites blandos, aquellos que estoy dispuesto a ceder y/o negociar y los límites duros aquellos que no estoy dispuesto a transar.

– Usar la llamada palabra de seguridad
, vale decir, elegir una determinada palabra que signifique “detenerse”, ya sea porque algo es incómodo, doloroso o no placentero. Se recomienda, dice Sepúlveda, que sea un color o una palabra que no se diga generalmente durante el acto sexual como un color suave o una cosa, por ejemplo “amarillo” o “rosa” para que el dominante o sumiso la escuche y se detenga. También se aconseja no utilizar palabras como “No” o “Para” ya que para la otra persona puede ser aún más estimulante.

– No ocupar elementos que impliquen un riesgo para la otra persona, es decir, implementos que han sido creados específicamente para estas prácticas y no, por ejemplo, usar cordeles comprados en ferreterías. Incluso si lo tuyo es llamado “wax play”, es decir el juego con velas y espermas de velas, la cosmética ofrece velas eróticas que cumplen la misma función, pero de una forma más segura. Los juguetes sexuales también pueden incluirse de forma segura a estas prácticas, ya sea para el sexo penetrativo, masturbación o estimulación externa.

– Jamás olvidarse del uso del condón, ya que solo así se estará previniendo la transmisión de enfermedades de transmisión sexual.

Por otro lado, si es la primera vez que se incursiona en estas prácticas, lo primero que hay que hacer es informarse y asesorarse bien para saber de qué se trata, sus mitos y verdades. “Sugerimos partir por lo menos intenso e ir subiendo la intensidad, solo así los involucrados podrán ir descubriendo sus límites, lo que les gusta o no. En este aspecto, hay Kits de BDSM pueden ser un gran apoyo para este camino. También hay juegos de mesa que ayudan a “romper el hielo” para ir probando y descubriendo nuevas sensaciones”, aconseja la jefa de ventas de Starsex.cl.

“Y por supuesto, tal como mencionamos anteriormente, de manera previa, tener una conversación clara y honesta con la pareja sobre los límites y por cierto, sobre el consentimiento para realizar algunas o todas las prácticas que forman parte del BDSM”, añade.

Algunos mitos del BDSM

Son muchos los mitos que rondan esta práctica, pero que no tienen ningún sustento o derechamente son falsos. A continuación te presentamos algunos

1. Mito: “Las personas a las que les gusta el BDSM son anormales y desviados sexuales”

Falso. Veronica Chin Hing, psicoterapeuta y sexóloga, dijo a Business Insider, que “la gente dirá que el BDSM está relegado a aquellos que son desviados”, sin embargo, no es cierto, pues no existe una condición mental o razón específica que haga que a la gente le guste el BDSM.

Phillip Hammack, profesor de psicología en la Universidad de California en Santa Cruz, señaló que “como psicólogos, nos hemos alejado de pensar en este tipo de prácticas o relaciones como indicadores de anormalidad o desorden y más hacia el reconocimiento de que esta es una forma de diversidad íntima”.

2. Mito: “Las personas a las que les gusta el BDSM están traumatizadas”

Falso. Hammack dice que ha hecho varios estudios respecto al tema y la mayoría de las personas que afirman ser asiduos al BDSM no suelen tener experiencias traumáticas que los llevaran a este gusto sexual.

De hecho, uno de los estudios del especialista determinó que el 72,7% de 260 encuestados atribuyeron su gusto por el BDSM a sus personalidades y no a un trauma.

Por otro lado, Hammack afirma que para algunos incluso puede ser sanador porque les ayuda a “recuperar el poder dentro de una dinámica”.

3. Mito: “Toda práctica BDSM tiene una persona dominadora y una sumisa”

Relativo. Como decíamos en esta nota, hay varias prácticas dentro del BDSM que no implican dominación y sumisión, necesariamente. Incluso, muchos añaden pequeñas acciones en sus relaciones sin saber que están dentro de lo que se considera BDSM.

4. Mito: “El BDSM trata solamente sobre sexo”

Es relativo. Aunque está dentro de una dinámica sexual, hay comunidades de apoyo entre quienes practican el BDSM que pueden ir más allá, por ejemplo, dan respaldo a los movimientos LGBTIQ, a la que históricamente se ha visto vinculada.

“Lo importante es que la gente juega fundamentalmente con el poder, lo hace con consentimiento y, en el proceso, no solo está dando sentido a estas relaciones y dinámicas, sino a veces dentro de un grupo más grande”, afirmó Hammack.