En el escenario actual, con la llegada del coronavirus, cuando comienzan a bajar las temperaturas en el país, y arriban las enfermedades propias de la temporada invernal, la creencia popular es que la vitamina C podría curar resfríos comunes o gripes.

No obstante, las investigaciones sobre este punto son polémicas; algunas señalan que en grandes dosis, podría ayudar a acortar la duración de un resfriado, pero no protegerían de contraerlo o de poner fin a una gripe de un día para otro.

Sin embargo, podría ser clave para la prevención de otras enfermedades. “No olvidemos que esta vitamina es esencial para el funcionamiento de nuestro organismo. Por ejemplo, estudios han comprobado que este nutriente es necesario para la formación de glóbulos blancos, que son fundamentales para el sistema inmune”, indica Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada.

Así es como la Clínica Mayo -organismo mundial líder en atención médica, investigación y educación-, señala la conexión entre esta vitamina y el estado de ánimo de una persona, a través de estudios a personas hospitalizadas que han tomado dosis extras de esta vitamina, elevando sus estados de ánimo.

Asimismo, se ha demostrado que tiene un efecto anti estrés, ya que actúa sobre la respuesta de la glándula adrenal, reduciendo los niveles de cortisol en la sangre que “de ser producido de forma crónica, puede generar una baja en nuestras defensas, exponiéndonos a diferentes tipos de enfermedades”, añade Molina.

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También los hipertensos se verían beneficiados de esta vitamina. De acuerdo a estudios del Instituto Linus Pauling de la Universidad de Oregón, un suplemento diario de 500 mgs reduciría la presión arterial en un 9%. Para Molina, “esto sería un gran aporte para estos pacientes, reduciendo los efectos negativos secundarios e interacciones entre medicamentos que estos pacientes suelen enfrentar”.

Por su parte, en un estudio realizado por la Universidad de Copenhague y publicado en el American Journal of Clinical Nutrition reveló que aquellos que tienen un mayor consumo de frutas y verduras con altas concentraciones de vitamina C tienen un 15% menos de riesgo de desarrollar alguna enfermedad cardiovascular y un 20% menos de muerte prematura, en comparación con aquellos que raramente consumían productos con una alta concentración de esta vitamina.

“Además, existen estudios que vincularían esta vitamina como un aliada a la lucha contra el cáncer, gracias a su potente efecto antioxidante que evitaría que las células cancerígenas sigan creciendo. Beneficia a la piel favoreciendo su cicatrización y, además, aumentaría la absorción de hierro, influyendo en la reducción de la anemia por la falta de este mineral”, comenta la farmacéutica.

Por último, es importante derribar mitos. Muchos creen que es la naranja la fruta más rica en este nutriente. Lo cierto es que ésta sólo aporta 69 mg de esta vitamina, mientras que un tazón de frutillas sobrepasa los 80 mgs, un mango tiene más de 120 mgs y un pimiento rojo aporta 190 mgs.

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No obstante, y de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), encuestas realizadas en varios países de Asia o América Latina indican que segmentos importantes de la población consumen una menor cantidad de vitamina C que la recomendada.

Por esto, es fundamental comer frutas y verduras que la contengan, ayudando a aumentar sus niveles de forma natural “y sin complicaciones a las grandes dosis, ya que no producen toxicidad por ser una vitamina soluble en agua, expulsándose a través de la orina”, enfatiza Molina, añadiendo que “si bien existen suplementos de esta vitamina que nos pueden ayudar, la recomendación será obtenerla en base a una dieta balanceada que siempre beneficiará al bienestar general de nuestro organismo”, finaliza.