Megan King es una mesera norteamericana que trata siempre de tener la mejor actitud con sus clientes. Nunca pensó que su sonrisa, cambiaría el día de una adulta mayor.

El fin de semana pasado Megan llegó a trabajar como siempre. Una de sus clientas era una mujer que comía sola en el restaurante. Fiel a su estilo, intentó atenderla lo mejor que pudo e incluso conversó con ella un poco.

Al terminar su comida, al mujer le dejó nota junto a su propina. “Muchas gracias por su amable servicio. Era la primera vez que salía a comer sola desde que falleció mi marido. Esperaba poder superarlo”, decía el mensaje escrito a mano.

La nota emocionó a Megan, por lo cual decidió compartirle en Instagram. “Esta es mi sonrisa real porque estoy muy feliz y la nota no rompió mi corazón para nada”, escribió junto a una foto de ella llorando y del mensaje.

Según contó la mesera a la revista Newsweek, la clienta llegó la tarde de un domingo “más o menos a la mitad de mi turno”.

Por supuesto, el lugar estaba lleno, pero cuando se calmó un poco, Megan conversó con la clienta por algunos minutos. “Una pequeña charla trivial, nada demasiado profundo. Me dijo que tenía casi 70 años y que solo quería pasar un rato en su restaurante favorito”, recordó King.

A su parecer, la mujer se veía algo triste y miró varias veces a Megan. “En retrospectiva, me gustaría haber tomado esa mirada como una invitación. Creo que era lo que ella quería. No dejaba de mirarme, así que pensé que algo no iba bien en su comida o que necesitaba ayuda”, dijo.

“Quedé perpleja”

A pesar de la breve interacción, el episodio marcó a la joven, especialmente la nota. “Me sorprendió mucho. En cuanto leí que había perdido a su marido me quedé perpleja. Tuve que ir al baño para recomponerme como para atender mis otras mesas, aunque realmente no tuve tiempo de descansar”, reconoció.

Mientras algunos comentarios en la imagen se fijaron en la modesta propina, la mayoría destacó el hecho como una situación para hacer notar la importancia del contacto humano y preocupación por los adultos mayores.

“Su propina fue más que suficiente. Y no me habría importado que fuera menor”, cerró Megan.