La periodista boliviana Karla Villarroel, de la Cadena A Red Nacional, fue objeto de burlas y humillaciones luego de salir a vender sándwiches de pollo y empanadas a la calle durante sus tiempos libres de fin de semana. “¡No me da vergüenza. Sin miedo al éxito!”, contestó a quienes la criticaron.

Fue ella quien, a través de Facebook, compartió su experiencia junto a una fotografía en la que ofrece los alimentos a los transeúntes.

“‘¡No me da vergüenza. Sin miedo al éxito!’ Así le respondí a la señorita que me escribió para burlarse de mí por vender empanadas y sándwiches los fines de semana”, contó.

Agregó que “ella me dijo de manera burlesca: ¿Qué pasó Karla? ¿el periodismo no te da plata? ¿tan bajo has llegado? ¿No te da vergüenza? Simplemente me reí y le dije la frase que está al principio (…) Pues sabía que no valía la pena y no tengo por que explicarle más nada”.

Facebook

Sostuvo luego que “esa no es la cuestión si da plata o no. Lo que importa son las ganas de salir adelante. Vergüenza es robar, vergüenza es ser mediocre por burlarse de las ganas que tiene una persona de salir adelante buscando ingresos de manera honrada con sacrificio, sin hacerle daño a nadie y sin meterse en la vida de nadie. ¡Eso es vergüenza!”

“Amo mi trabajo. Orgullosa de ser periodista. Pero si hay la posibilidad de hacer algo extra honestamente, ¡pues lo hago!“, cerró.

Su reflexión alcanza más de 4 mil comentarios de apoyo y otros 6 mil compartidos desde diversas latitudes de Latinoamérica.

“Quería dar un mensaje”

En conversación con radio El Deber, luego que se viralizara su historia, la periodista contó que lo que quería era “dar un mensaje” para sus amigos de la red social que pudieron haber vivido algo similar.

Añadió que su madre, Beatriz, fue quien comenzó con la venta de empanadas en su casa y luego su hermana continuó el negocio. Fue entonces que le propuso acudir a vender sus productos a los puntos de vacunación contra el covid-19 en el país altiplánico.

“Nos fuimos, llegamos al lugar. Nos instalamos con dos mesas y venían personas, pero no estaba tan buena la venta“, relató.

Karla continuó contando que, entonces, se decidió a tomar un recipiente y salir a vender en la fila de personas que esperaban.

“Mis colegas me han contado un montón de comentarios y me dicen que ya debería hacer mi página y empezar a hacer mi negocio de empanadas“, afirmó.