Es común presenciar (o a veces protagonizar) discusiones en contextos de estrés, como un taco o una fila de espera. Uno de los escenarios donde estas situaciones suelen ser comunes son los aviones. Por lo mismo, un estudio publicado en el “Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America” se propuso dar con la razón de esta peculiaridad, sorprendiendo con sus resultados.

Según El Confidencial, una de las conclusiones de la investigación fue que la causa de este tipo de peleas no se relaciona solo con el cansancio o el estrés del contexto, sino con un dato mucho más mundano: la existencia o carencia de los asientos de primera clase en el avión, y si tenemos o no que pasar frente a ellos camino a nuestro lugar.

El factor de la primera clase provoca, según el estudio, tanta indignación como aguantar un vuelo de nueve horas y media. Y el efecto se incrementa cuando pasajeros de clases económica o turista deben someterse a la experiencia de presenciar los lujos de la primera clase. En este caso, la investigación concluyó que el enfado se incrementaba.

Lo más curioso es que esta reacción también es inversa: los pasajeros de primera clase también se molestaban cuando veían pasar a los demás viajeros delante suyo. La publicación de El Confidencial lo resume así: “A los pobres les molesta ver a los ricos y a los ricos les molesta ver a los pobres. Ojos que no ven, corazón que no se indigna”.

En Estados Unidos las peleas de avión son un problema constante. Tanto así, que se habla del concepto “air rage” o furia aérea para referirse a ellas.