Una mujer puede amar a sus hijos y, al mismo tiempo, arrepentirse de haberlos tenido. Esa es la cruda realidad de las "Madres Arrepentidas" visibilizada por la autora Orna Donath, la cual viene a derribar uno de los más grandes tabúes de occidente.

En septiembre de 2016 se desató una gran polémica en Europa, luego que una autora israelí publicara un libro con un atrevido tema de fondo: la desazón de un grupo de 23 mujeres que se arrepentían de ser madres.

La obra, titulada “Madres Arrepentidas” y escrita por la socióloga israelí Orna Donath, muestra una realidad ocultada por muchas, pero que pone de manifiesto que el ideal de la progenitora abnegada por sus hijos no es aplicable a todas.

La investigación, iniciada en 2008 por la especialista, arrojó sorprendentes verdades que remecieron a una sociedad en la que, no hasta hace mucho, el hablar de la maternidad lamentada era impensado, un inmenso tabú.

Los testimonios de estas madres no sólo fueron vitales para visibilizar lo que para muchas era una verdad “ahogada”, sino que también para mostrar los pasajes de luz y oscuridad que las mujeres atraviesan a lo largo de su complejo camino por la maternidad.

“Madres Arrepentidas”

El revelador escrito puso de manifiesto un sinfín de razones por las cuales ciertas madres ven a sus hijos como cargas que nunca debieron asumir. Entre estos destacaban motivos como el sentirse defraudadas de la maternidad, irrealizadas, deshechas o simplemente aburridas.

Lo curioso, es que en cuanto se publicó en librerías la obra inició un debate que tuvo decenas de miles de detractores, pero que al mismo tiempo abrió una puerta de desahogo para aquellas mujeres que, por primera vez en sus vidas, se sentían escuchadas y acompañadas por otras en situaciones similares, según planteó el medio El Confidencial.

“Ser una madre arrepentida no significa no amar a los hijos como seres humanos. Como las mujeres tienden a pagar un alto precio por su maternidad, puede que se arrepientan de ello -de la maternidad- y anhelen ir al pasado, cuando no eran la mamá de nadie, pero al mismo tiempo se preocupan mucho por sus hijos”, declaró Orna.

Tal como revela Donath, quienes dieron sus testimonios para esta obra tienen remordimientos y se sienten incomprendidas pero no se trata de madres incapaces o que no se esfuerzan, sino que de mujeres física y emocionalmente sanas que fueron empujadas por la sociedad a, primero, tener hijos y, segundo, a sentirse completamente solas en esta titánica tarea.

Este arrepentimiento se convirtió en una señal de alerta para muchos y una invitación a replantearse la maternidad como una relación humana como cualquier otra, con altos y bajos, no como un rol obligatorio que se deba cumplir a cabalidad.

Los testimonios

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“Me arrepiento de haber tenido hijos y ser madre, pero amo a los hijos que tengo. Así que sí, no es algo que pueda explicar. Porque si lo lamentara, entonces no querría que estuvieran aquí. Pero yo no querría eso, lo único que no quiero es ser madre”.
- Charlotte, madre de dos hijos
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“¿Por un día de felicidad, por un instante de placer, tienes que sufrir tantos años? Y a veces el sufrimiento no tiene fin Ahí está, la sensación de sufrimiento interminable. Así pues, ¿qué tiene de bueno?”
- Erika, madre de cuatro hijos y abuela
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“Soy una buena madre, de veras. Me da vergüenza decirlo. Soy una madre para quien sus hijos son importantes, los quiero, leo libros, recibo asesoramiento profesional, hago todo lo que está en mi mano para educarlos y darles amor y afecto. Los niños me adoran, me quieren. Tienen una vida feliz y placentera. Es absurdo. Porque no quiero tenerlos, en serio, no los quiero a mi lado. (…) Aunque murieran, Dios no lo quiera, seguirían estando conmigo en todo momento. El duelo por ellos, su recuerdo y la pena serían insoportables. Pero perderlos ahora supondría cierto alivio“.
- Sophia, madre de dos hijos

El rechazo a la maternidad arrepentida

Según la escritora, las reacciones ante la maternidad arrepentida tienden a oscilar fundamentalmente entre la negación de la existencia de madres así, al reconocimiento más profundo de ello. “Hay personas que dicen que no son verdad, o que es indignante o incluso peligroso hablar de ello. Y luego hay gente en general y mujeres en particular que comprenden la importancia de hablar de ello en relación a su contexto social”, declaró la autora en 2018, en una entrevista consignada por el medio El Periódico.

“Como una de ellas me dijo, es como estar en la cárcel para el resto de tu vida sin posibilidad de libertad condicional. Mi rechazo siempre apunta hacia la sociedad. Es a la sociedad a la que hay que culpar por forzar a las mujeres a convertirse en madres en contra de su voluntad (me refiero a cuando ellas no desean serlo), y es la sociedad la que hace que las mujeres se sientan culpables y avergonzadas debido a esa imagen mítica de la ‘buena madre’, la cual está desconectada de las experiencias de las mujeres de carne y hueso”, agregó.

A ello, agregó que “hay muchas mujeres en todo el mundo que sufren por la reacción social que provoca que no quieran ser madres y un número desconocido de mujeres que sufren porque se arrepienten de serlo y no se les permite expresarlo”.

“No estoy diciendo que la mayoría de las madres se arrepientan y no se cuántas lo hacen, pero sí que pienso que son más de las que queremos saber“, explicó.

“Si pudiera retroceder, no tendría hijos”

Tras el debate abierto por el libro de Orna, muchos comenzaron a visibilizar con mayor intensidad el tema.

Uno de los medios que se hizo parte de aquello fue la BBC, que en 2018 entrevistó a mujeres que, secretamente, deseaban no haber tenido nunca hijos.

Dentro de los testimonios destacó el de Raquel, una madre de actuales 50 años que se sintió aplastada por su rol de madre.

Si pudiera retroceder el reloj, no tendría hijos. Se sentía como un círculo eterno en el que ponía una mamadera o comida en su boca para que luego saliera por el otro lado y pensaba: ¿en qué momento puede algo de todo eso volverse divertido?”.

La mujer confesó que “Me siento culpable diciéndolo, porque la verdad es que amo mucho a mis hijos. Sientes que no has sido una buena madre y esa es una culpa que siempre te acompaña, que nunca se va, y te preguntas si ellos lo saben”.

“Pero la vida no debería obligarte a renunciar a tu vida, tu libertad, para que ellos puedan tener una vida”, manifestó.

La mujer y su cambio de rol

De acuerdo a Orna, dentro de los últimos años la mujer ha pasado de responder a una exigencia social de “madre y esposa presionada para ser perfecta y no sexuada, dedicada por entero a los niños” a una nueva exigencia de “mujer perfecta en el trabajo, sexuada, con vida propia, en supuesta igualdad, y que además también debe ser madre y estar feliz por ello”, contó en conversación con el diario español El País en 2018.

“Y el resultado es el mismo: frustración. Hemos perdido tantas cosas por el camino que hay muchas que no han podido más (…) Nos empeñamos en eliminar sentimientos negativos y eso es lo frustrante. Tal vez reconocerlos en lugar de eliminarlos sea la mejor vía, porque las emociones, al igual que el agua, necesitan encauzarse para que no desborden. Si hay arrepentimiento, hay que saber vivir con él”, agregó.

La socióloga, que no tiene hijos y planea no tenerlos nunca, se dedica de lleno a su rol como agente de diálogo de las mujeres, sin predicar el arrepentimiento ni la disuasión de la maternidad.

Semana a semana, modera un grupo de madres que buscan debatir y decidir sobre diversos aspectos, en búsqueda de un espacio donde sentirse respetadas. “Esto existe, así que hay que hablar de ello. Estoy hablando de elefantes en la habitación. Y después, que cada mujer, decida desde la libertad”, concluyó.