La tanatofobia (de thánatos, muerte, y phóbos, miedo) es una forma de ansiedad caracterizada por un miedo irracional a la muerte de uno mismo y/o al proceso de morir. En los tiempos actuales, es más probable que el tema de la muerte haya pasado por nuestras cabezas, pero “en la sociedad occidental moderna, la mayoría de la gente tiene poca experiencia directa con la muerte, y no nos gusta hablar sobre el tema” , explica Ralph Lewis, psiquiatra canadiense del Sunnybrook Health Sciences Centre en Toronto, Canadá y docente en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Toronto, quien publicó una columna respecto al tema en el medio especializado Psychology Today

A diferencia de la cultura oriental, donde existen filosofías como la del yin y el yang, que plantean que no puede existir la vida sin la muerte; en la cultura occidental se evita hablar del tema e, incluso, se trata la muerte como si no existiera hasta que sucede.

Nathan Heflick, investigador y profesor de la Universidad de Lincoln, explicó este tema a The Guardian, afirmando que “cuanto menos se hable de algo abiertamente, más aterrador se vuelve. Si bien evitar hablar sobre la muerte puede reducir un poco la incomodidad a corto plazo, probablemente hace que una gran mayoría de nosotros esté mucho más ansioso por morir a largo plazo”.

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Las fobias suelen ser desencadenadas por eventos específicos que sucedieron en la vida del individuo, incluso si éste no lo recuerda. Así, este tipo de ansiedad puede ser parte de un cuadro de estrés post-traumático. En The Guardian explican que “investigadores han descubierto que cómo percibimos la muerte puede determinar nuestros prejuicios, si entregamos a caridad, si usamos protector solar, nuestro deseo de ser famosos, por qué tipo de líder votamos, cómo llamamos a nuestros hijos e incluso como nos sentimos sobre amamantar”.

Lewis señala que “para la mayoría de las personas, el terror del proceso real de morir probablemente implica miedo al dolor físico […]. Como nadie que realmente haya muerto puede decirnos cómo se sintió físicamente, naturalmente le tenemos terror”.

Sin embargo, desde un punto de vista científico y racional, no hay razón para creer que la intensidad del dolor por diversas causas de muerte sea más intenso que el dolor que ya hemos experimentado anteriormente. Algunas muertes son dolorosas, y otras no.

Lewis explica que “la muerte, desde un punto de vista biológico, implica una extinción completa y absoluta de la consciencia” lo que significaría que ya no habría un “yo” para sentir y experimentar.

El psicólogo evolutivo estadounidense, Jesse Bering, considera “sorprendente el hecho de que nunca sabrás que estás muerto”, desarrollando esta idea en la revista Scientific American Mind que publicó, escrito por Bering, “The End? Why so many of us think our minds continue on after we die” (¿El Fin? Porqué muchos creemos que nuestra mente se mantiene después de la muerte). Esta idea ya había sido planteada hace unos 2.300 años por Epicuro, el filósofo griego, quien escribió “¿por qué temer a la muerte cuando nunca podremos percibirla?”.

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El psiquiatra canadiense aclara que el proceso de perder el conocimiento, de sentir como su propia consciencia se desvanece, sea repentina o gradualmente, es una experiencia que no muchos han vivido. Lo más cercano sería quedarse dormido, explica.

“Nuestra sensación de que el proceso de morir es algo completamente ajeno a la experiencia de cualquier ser humano vivo está realmente equivocada. Tenemos una idea de lo que se siente morir”, declara y añade “estar muerto no se siente como nada en absoluto. Simplemente no hay un ‘yo’ que experimente la sensación”.

Sin embargo, hay quienes, más que temer a la idea de perder su consciencia o sentir dolor, temen perder a sus seres queridos y quedar, gradualmente, solos. Zhuangzi, el filósofo chino sostiene que morir es parte del ciclo de la vida. Para él es una etapa que hay que celebrar: así como no se llora cuando los jóvenes pasan de la adolescencia a la adultez, sino que por el contrario, se celebra; la muerte también debiese ser celebrar ya que la muerte es sólo otra transformación.

Los seres humanos somos criaturas relativamente egoístas y egocéntricas, por lo que la idea de nuestra mortalidad se presenta como un desafío para la forma en que nos percibimos.

“Nuestra autoimagen de ser una entidad tan importante, indispensable e independiente en el universo”. Al mismo tiempo, esa sensación puede entregar también una consciencia de lo frágil y efímera que es la vida, lo que puede ayudarnos a valorarla más y “puede inspirarnos y motivarnos a vivir la vida al máximo, con el sentido de que no debemos desperdiciar nuestros días: llevarnos a experimentar, aprender, crecer, conectarnos y contribuir a quienes nos rodean y a quienes vendrán después”, concluye Lewis.

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¿Cómo podemos apaciguar este miedo?

La autora y consejera Meg Selig entrega nueve tácticas para combatir el miedo a morir y, de esta manera, apreciar más la vida. Te dejamos los tips de la profesora de St Louis Community College a continuación:

Utilizar el miedo a morir como una motivación para alargar tu vida a través de hábitos saludables.

Envejecer y temer menos. “Los psicólogos nos dicen que una exposición prolongada a algo -incluso la idea de morir- ayuda a adaptarnos. Como lo explica la madre de una amiga: si tienes un elefante en tu sala de estar, eventualmente te acostumbrarás a él” escribe Selig.

Sé agradecido. La autora explica que la gratitud está relacionada con la felicidad, el sentido de propósito y a menos estrés.

Crea un legado, pueden ser acciones, palabras, o lo que tú quieras dejar atrás después de morir. “Los recuerdos que otros tienen de ti son una especie de extensión de vida” que Selig explica hay que aprovechar.

Ten un propósito claro de lo que quieres hacer y quién quieres ser, y cada día toma al menos un paso en esa dirección.

Expresa tu creatividad. Según la autora esta es una de “las mejores maneras para sentirse vivo, y al mismo tiempo crear un legado para otros”. No tiene porqué ser expresada a través de expresiones artísticas, usa la imaginación.

Deja que la consciencia de morir te ayude a apreciar las cosas buenas de la vida: “una buena taza de café, una vista hermosa, un pájaro en el jardín -todos podemos decidir convertirnos en maestros de notar y apreciar las pequeñas cosas de la vida”.

Encuentra apoyo y habla de tus ansiedades.

Tómalo con humor: todos vamos a morir tarde o temprano. Sócrates explicó hace cientos de años que no hay que temer a la muerte por dos motivos: o es como dormir pero sin soñar, o es un portal a otra vida en la que nos reencontramos con seres queridos.