Los investigadores realizaron estudios en ratones y descubrieron que esta sustancia puede mata bacterias intestinales que previenen la obesidad y otras enfermedades.

La mayoría de los alimentos que una persona consume a diario contiene azúcar, una sustancia que en grandes cantidades, y con un estilo de vida poco saludable, podría desencadenar enfermedades crónicas como la diabetes.

Aunque para muchos tentarse de vez en cuando con un dulce o chocolate no es dañino -si se hace de manera moderada-, de todos modos, lo que comemos puede dejar huellas en su paso por el aparato digestivo e influye en la vida de los intestinos.

Así quedó evidenciado por investigadores de la Universidad de Columbia, en Nueva York (Estados Unidos), quienes publicaron un estudio en la revista Cell que muestra la influencia que tiene el azúcar en el microbioma intestinal de los ratones y posteriormente incluso en el sistema inmunológico.

Bacterias buenas y malas

En los intestinos viven bacterias que son responsables del aumento de ciertas células inmunitarias, las llamadas T colaboradoras, o más precisamente células Th17. Los científicos observaron que estas células inmunitarias regulan la absorción de grasa en los intestinos de los ratones.

Asimismo, encontraron que una dieta particularmente azucarada promueve el crecimiento de ciertas bacterias, que a su vez matan el microbioma que estimula el sistema inmunológico. Como resultado, entra más grasa en el cuerpo de los ratones a través de la mucosa intestinal. Los animales no solo tuvieron sobrepeso, sino que también se enfermaron.

“Todavía no se sabe bien cómo el azúcar afecta el intestino humano”, afirmó Christian Sina, director del Instituto de Medicina Nutricional de la Universidad de Lübeck, en Alemania.

Hay muchos estudios con ratones, pero los datos intestinales en relación con los humanos son bastante escasos. Sin embargo, algo está claro: el exceso de azúcar definitivamente no es saludable.

La dosis hace el veneno

Quien en un momento de debilidad se lance sobre el estante de dulces y pase el día en el sofá comiendo chocolate y bebestibles endulzados no se enfermará de inmediato.

Por esto, Sina no quiere demonizar completamente el azúcar. “La pizca de azúcar con la que endulzas el café no es el problema”, aclaró el nutricionista.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda reducir el consumo de azúcar a unos 25 gramos al día. Esto sería seis cucharaditas.

Por su parte, una encuesta realizada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) encontró entre 2017 y 2018 que los estadounidenses consumían un promedio de 17 cucharaditas de azúcar al día.

Los alimentos procesados ​​contienen un alto porcentaje de azúcar

Alimentos que son conocidos por tener un alto contenido de azúcar, como las tortas, las galletas o las barras de chocolate, no son el único problema.

Los llamados “azúcares ocultos”, que se encuentran en los alimentos procesados, ​​hacen que aumente la cantidad de azúcar consumida. En este sentido, quien coma muchos alimentos ya preparados superará rápidamente su límite de azúcar.

Esto da como resultado un círculo vicioso: los alimentos azucarados no solo hacen que el nivel de azúcar en la sangre aumente rápidamente, sino que también vuelva a caer rápidamente.

Además de la obesidad, las enfermedades cardiovasculares son el resultado de niveles altos de azúcar y lípidos en la sangre. Esto deriva en ataques cardíacos, derrames cerebrales y diabetes tipo 2.

Sin buenas alternativas

Según Sina, la miel, el jarabe de agave y los edulcorantes artificiales como la sacarina tienen sus ventajas. “Sin embargo, estas alternativas al azúcar refinada tampoco dejan de ser problemáticas”, advierte. La miel y el jarabe de agave también contienen mucha glucosa, es decir, azúcar.

Si los resultados del estudio con ratones también se confirman en experimentos con humanos en algún momento, es posible que la OMS o los nutricionistas deban volver a evaluar el azúcar.

Pero los datos disponibles también hablan claro: menos es más. “Tenemos que alejarnos de la sensación de que los dulces son buenos para nosotros”, dijo Sina. Al menos no a diario y en grandes cantidades.

Estudio científico
Este artículo se basa en un estudio científico que puede ser sometido a nuevas pruebas para ser validado o descartado. Sus resultados NO deben considerarse concluyentes.