Tres amigos que bordean los 30 años llegan a una cafetería tras un día de actividades, y luego de sentarse a descansar, se cuestionan si es normal que estén tan exhaustos.

“No somos tristes, es sólo que ya no tenemos 21. Tengo 29 años, maldita sea, y quiero estar sentado en un cómodo sillón, ver televisión e ir a dormir a una hora razonable”, exclama uno de ellos.

La frase fue mencionada por Chandler (Matthew Perry) en el noveno capítulo de la cuarta temporada de Friends. Y aunque la escena resulta graciosa en el contexto del episodio, refleja una verdad que no todos se atreven a aceptar: una vez que llega a los 30 años, el cuerpo humano es sumamente diferente en comparación a los 20 años.

Si eres de los que ya sobrepasó la barrera de los 30, y has notado que tu cuerpo no responde de igual manera en comparación a unos años atrás, no estás solo. ¿Pero cuáles son los cambios que experimenta nuestro cuerpo desde los 20 hasta los 30?

Memoria

Quienes tienen treinta años probablemente hayan notado que su memoria ya no es la que era. Aunque evidentemente no se trata de un cambio significativo o drástico, de igual manera se perciben cambios.

Tal como recoge un artículo de Revista GQ, el hipocampo -estructura cerebral implicada en la memoria y en otros procesos psicológicos- comienza a encoger a partir de los 30 años.

Si comienzas a tener algunos lapsus u olvidas cosas que antes no, de seguro no serás el único.

Cabe destacar que en su libro “Seven Steps to Managing Your Memory—What’s Normal, What’s Not, and What tos Do about It”, el profesor de neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, Andrew Budson, señala que la memoria “alcanza su punto máximo a los 20”.

Vista

La memoria no es el único aspecto en el que podemos comprobar que no somos los mismos a los 30 que a los 20, ya que la vista también comienza a decaer.

Si ya tienes tres décadas de vida, es posible que te des cuenta que te hace más difícil enfocar la vista. A su vez, probablemente te canses más rápido al pasar largas jornadas en un computador.

Específicamente, los ojos comienzan a perder capacidad, lo que se conoce como presbicia. De acuerdo al portal de Mayo Clinic, es “una parte natural y a veces molesta del envejecimiento”, aunque generalmente empieza a notarse entre los 40 y 45 años, y continúa empeorando hasta alrededor de los 65 años.

Figura corporal

Desde Mayo Clinic advierten que después de los 30 años, “las personas tienden a perder tejido magro. Los músculos, el hígado, los riñones y otros órganos pueden perder algunas de sus células”.

Pero no sólo eso, ya que explican que la cantidad de grasa corporal aumenta de manera constante a los 30.

“Las personas mayores pueden tener casi un tercio más de grasa, comparado con la que tenían cuando eran más jóvenes. El tejido graso se acumula hacia el centro del cuerpo, incluso alrededor de los órganos internos”, señalan.

Por lo mismo, los expertos entregan algunas recomendaciones para reducir los cambios en el cuerpo relacionados con la edad:

1. Realizar actividad física de manera regular.
2. Consumir una dieta saludable que incluya frutas y verduras, granos enteros y la cantidad correcta de grasas sanas.
3. Tratar de evitar el consumo de alcohol.
4. Evitar los productos del tabaco y las drogas ilícitas.

Cicatrización

Otro de los cambios que experimentamos a los 30 años está relacionado con el tiempo en que tarda una herida en cicatrizar.

Tal como señala el sitio de Quirón Salud, este es un fenómeno natural que el propio organismo está preparado para hacer por sí solo, aunque después de una operación “se refuerza y consolida a través de diversas técnicas, como las suturas y las curas”.

Al respecto, el Dr. Juan Carlos Meneu explicó que a mayor edad, más dificultad habrá para la regeneración.

“A partir de los 30 años el organismo trabaja cada vez más lento para restablecer la piel afectada”, mencionó el facultativo.

Resaca

Finalmente, uno de los puntos que probablemente mayor problemas genera en los treintañeros es el de la resaca.

De acuerdo a un artículo de R.S.V.P, el metabolismo se hace más lento con la edad y el cuerpo tiende a acumular más grasa. Debido a esto, las enzimas que se encargan de descomponer el alcohol en el estómago van desapareciendo y por lo tanto, “se incrementan los efectos de la resaca”.

Es por esto que los expertos aconsejan beber mucha agua antes y después de una fiesta, y en la medida de los posible, también mientras tomas alcohol.