El cérvix o cuello uterino es la parte más baja del útero, es el lugar en donde crece el bebé durante el embarazo. El cáncer de cuello uterino es causado por un virus llamado Virus del Papiloma Humano (VPH). Este virus se contagia por contacto sexual.

El cuerpo de la mayoría de las mujeres es capaz de combatir la infección de VPH, pero en algunos casos, el virus conduce a un cáncer y quienes tienen mayor riesgo de sufrir esta enfermedad, son aquellas mujeres que fuman, las que han tenido muchos hijos, las que han utilizado pastillas anticonceptivas por mucho tiempo o las que tienen una infección por VIH.

Sin embargo, su diagnóstico suele ser tardío principalmente por no presentar síntomas al inicio del cáncer, pero a medida que este avance, puede ocasionar dolor en la pelvis y sangrado vaginal (síntomas más generales), por lo que es sumamente importante realizar periódicamente los controles ginecológicos.

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Sintomatología

Si bien los síntomas no son tantos, hay que estar atentas a ellos, debido a que significa que algo está mal. El signo más frecuente es un sangrado inusual, que puede aparecer luego de tener relaciones sexuales o entre la menstruación, secreción vaginal extraña, dolor durante la intimidad, sangrado en la orina, hinchazón, e incluso, cambios en el sistema digestivo y urinario.

Si bien no está completamente claro qué causa esta enfermedad, la medicina ha logrado clasificarlos en dos tipos de cáncer de cérvix: carcinoma epidermoide y adenocarcinoma.

Según la Clínica Mayo, el carcinoma epidermoide comienza en las células delgadas y planas (células escamosas) que recubren la parte externa del cuello uterino, que se proyecta hacia la vagina. La mayoría de los cánceres de cuello uterino son carcinomas de células escamosas.

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En cuando al adenocarcinoma, este tipo de cáncer de cuello uterino comienza en las células glandulares en forma de columna que recubren el canal cervical.

Algunas veces, ambos tipos de células están implicadas en el cáncer de cuello uterino. En muy raras ocasiones, el cáncer se presenta en otras células del cuello uterino.

Prevención y tratamiento

El cáncer de cérvix sí dispone de una prueba muy fiable que lo detecta precozmente. Se trata de la prueba de Papanicolau, el cual puede hallar células anormales antes de que posteriormente se conviertan en cancerígenas, por lo que es importarte realizarse dicho chequeo anualmente.

Los expertos coinciden en que para reducir el riesgo de cáncer de cuello uterino se pueden tomar medidas para prevenir las infecciones de transmisión sexual, como usar un condón cada vez que tengas relaciones sexuales.

El tratamiento puede incluir cirugía, terapia de radiación, quimioterapia o una combinación de estos. El tratamiento dependerá del tamaño del tumor, si el cáncer se ha propagado o si usted quisiera quedar embarazada más adelante, según explica el sitio MedlinePlus.

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Sin embargo, el tratamiento de estos cánceres dependerá del tamaño del tumor y del avance de la enfermedad. Normalmente se extirpa la zona afectada y los ganglios regionales. Tras la cirugía, se opta por sesiones de radioterapia y quimioterapia, aunque las nuevas líneas de investigación se basan en la elaboración de nuevos fármacos más eficaces (quimioterápicos), en la terapia génica y la inmunoterapia.

Incluso, vacunarse contra el Virus del Papiloma Humano, es una buena forma de prevención ya que se minimizará notablemente la posibilidad de infección y por tanto de casos de cáncer de cérvix.