Recientemente, el Ministerio de Salud (Minsal) informó sobre una situación preocupante: más de 70 mil casos notificados para Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) entre 2017 y 2021, 35 mil de ellos corresponden sífilis, lo que la transforma en la infección de mayor prevalencia en el país.

Para ponerlo en contexto, es importante aclarar que las ITS son infecciones que pueden ser provocadas por virus, bacterias o parásitos. Se transmiten por vía sexual. La sintomatología es variada, incluso hay algunas silenciosas que no evidencian síntomas de manera inicial, lo que las vuelve aún más riesgosas ya que las personas no siempre saben que tienen la enfermedad y siguen contagiando a otros y diseminando sin control.

En definitiva, las ITS pueden tener importantes consecuencias para la salud: desde síntomas en los genitales, complicaciones sistémicas, complicaciones durante el embarazo, infertilidad, aumento en la probabilidad de transmisión del VIH y efectos psicosociales, entre otros.

¿Qué podemos hacer como sociedad para enfrentar este mal en ascenso? Primero, hay que reconocer que uno de los grandes problemas de hoy es la falta de Educación Sexual integral en la población general y, por supuesto, en los jóvenes.

No hay duda de que la sexualidad aún sigue siendo un tema tabú en nuestra sociedad. Esto conduce a una falta de información que dificulta la toma de decisiones correctas y trae consecuencias como las que hoy vemos. Si mejoráramos la comunicación en este ámbito, todos sabrían qué son las ITS, cómo identificarlas, cómo diagnosticarlas, qué hacer para prevenirlas concretamente, donde acudir y cómo tratarlas.

Lo anterior hace que sea urgente e imperante contar con una política pública contundente y al alcance de toda la población que considere todo el ciclo: la prevención primaria, la secundaria (diagnóstico temprano y tratamiento) y la terciaria (rehabilitación) de manera equitativa, asegurando el acceso oportuno y fluido, con entidades y sistemas interrelacionados para evitar vacíos.

Hay que lograr que las personas sean dueñas y gestoras de su salud, que tengan la conciencia del autocuidado. Hoy hay muchos jóvenes que no les temen a las ITS ya que tienen tratamiento. Les han perdido el respeto. Muchas personas no saben que usando condón de manera correcta y sistemática pueden prevenir y cortar la cadena de contagios. Es importante hacerles notar que pueden mejorar la salud de la sociedad y recalcar la importancia de la realización de exámenes de ITS anuales de control.

Aunque hoy se entregan preservativos de forma gratuíta en todos los servicios de salud (Cesfam), a muchos adolescentes les complica ir por vergüenza, miedo a encontrar al vecino o al alguien que lo pueda estigmatizar. Lo mismo pasa con la pastilla de emergencia. El acceso a estos dispositivos de protección no es amistoso.

Una buena idea sería tener un dispensador de preservativos de bajo costo, o incluso gratuito, en lugares concurridos como estaciones de metro, baños públicos, centros comerciales y estaciones de servicio, entre otros. En definitiva, la educación sexual, la necesidad de mayor información y acceso a dispositivos de cuidado es una combinación ideal de medidas para enfrentar este flagelo que está dañando la salud de nuestros jóvenes y la convivencia social.

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