En los últimos años la palabra inclusión ha tomado más fuerza y se han hecho esfuerzos para transitar hacia una sociedad realmente inclusiva, pero ¿alguna vez se han planteado qué significa ser una empresa o una sociedad inclusiva? La inclusión no pasa solamente por una intención personal sino que depende del entorno y cómo éste se prepara para acoger a todos sin hacer diferencias. Cuando una persona con discapacidad (PcD) está inserta en un sistema (educación, salud o transporte) pero este no cuenta con las condiciones necesarias para su desplazamiento lamentablemente no será posible la inclusión.

Ante esto, me pregunto ¿es nuestra sociedad realmente accesible e inclusiva para las PcD? les puedo asegurar que aún nos falta mucho para llegar a serlo. Muchas PcD manifiestan que las principales barreras para su inclusión tienen que ver con accesibilidad, principalmente relacionada a vialidad, acceso a transporte y a edificios públicos y también a espacios privados, además de la falta de conocimiento de la sociedad en general sobre las ayudas técnicas o adaptaciones a las que se puede acceder para lograr esta inclusión.

Si bien se ha trabajado en políticas para la accesibilidad universal, y existe una serie de normas que se deben tomar en cuenta a la hora de realizar edificaciones e infraestructura pública, seguimos estando al debe en fiscalización y en información, ya que estas normas están abiertas a interpretación y muchas veces hay quienes las acomodan a su manera como sucede con la ley de inclusión laboral.

En cuanto a políticas públicas, recientemente se creó el consejo nacional de accesibilidad universal (CNAU), esto es un importante avance en el mundo de la inclusión, pues ya existía en muchos países pero en Chile aún no se implementaba. En este consejo se están revisando las leyes y normas sobre accesibilidad en educación, salud, infraestructura pública y privada y se está verificando si existen avances y si se está dando cumplimiento.

Por otra parte, en el ámbito privado, las empresas cada día son más conscientes que deben ser accesibles e inclusivas, pero esto no puede quedar sólo en un eslogan o una foto para el reporte anual sino que deben concebirse desde el día uno con espacios accesibles, cuotas de personal discapacitado y una cultura que acepte e integre las diferencias como un valor.

En el caso de personas con discapacidad visual son pocas las adaptaciones que se necesitan para crear un entorno más accesible ya que se puede resolver con softwares o aplicaciones tecnológicas. Ahora, si pensamos en todas las discapacidades, es importante que las empresas inviertan en accesibilidad para la discapacidad física.

Hoy en día una empresa reconocida por ser inclusiva se convierte en un lugar bien catalogado y atractivo para trabajar, mantiene a los trabajadores con discapacidad comprometidos y contentos y se transmite este espíritu al resto del equipo.

Desde Fundación Luz esperamos que las empresas en Chile se pongan a la vanguardia en inclusión para las PcD y que se acerquen a nosotros cuando necesiten asesoría u orientación en cuanto a accesibilidad. Felizmente puedo decir que cada día son más las que lo hacen y eso nos llena de orgullo y esperanza para seguir avanzando hacia un Chile inclusivo que dé oportunidades a todos.

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