La Roja Sub-20 mostró, una vez más, las consecuencias de la improvisación y falta de planificación dirigencial, fruto de un gobierno corporativo que funciona como una monarquía absoluta: 32 iluminados que gobiernan sin rendir cuentas, como señores feudales del siglo XXI.
Los iluminados que gobiernan sin rendir cuentas
No son el técnico ni los jugadores los que decidieron jugar partidos de preparación a puertas cerradas por falta de recursos. ¿Casualidad? No. Es resultado de un diseño defectuoso donde los dueños de las Sociedades Anónimas Deportivas, que piensan en el balance trimestral, deciden sobre procesos formativos que requieren décadas de trabajo.
Si un jugador no rinde en la cancha, tarde o temprano será enviado a la banca. Pero en los escritorios del fútbol chileno impera otra lógica: la del poder concentrado en 32 “clubes” (llamarlos así sería un error, porque un club tiene socios que participan). Esos dirigentes, cual iluminación divina, poseen el derecho de llave de un voto en el Consejo de Presidentes y, con ello, deciden los destinos de todo nuestro fútbol.
ANFP: el poder absoluto del fútbol chileno
La ANFP hoy no solo organiza los campeonatos de Primera A y Primera B. También controla sin contrapesos ni rendición de cuentas a la Federación de Fútbol de Chile, reconocida por FIFA para administrar las selecciones nacionales y el fútbol femenino, juvenil, playa y el futsal.
Esta estructura, donde solo el fútbol profesional decide unilateralmente, es una anomalía mundial. En España, Ecuador, Inglaterra, la liga profesional y la federación están separadas. Dirigentes distintos, objetivos distintos, presupuestos distintos. Pero en Chile persiste el absolutismo: los iluminados del Consejo de Presidentes deciden a puertas cerradas el desarrollo de nuestro fútbol formativo y las selecciones nacionales de Chile, la roja “de todos”.
El abandono del fútbol femenino y otras disciplinas
El presidente de San Felipe señaló su molestia porque “se les impone el fútbol femenino”. Este año, las jugadoras denunciaron que no fueron consideradas en las bases del torneo 2025 pese a enviar propuestas. Partidos sin ambulancias, sin transmisión televisiva, en canchas de entrenamiento, sin público.
La ANFP debió ser obligada por ley a profesionalizar los planteles femeninos. Las jugadoras ruegan por condiciones mínimas de seguridad. La ANJUFF fue lapidaria: ni siquiera pueden garantizar transmisiones porque los recintos no están preparados. Un círculo vicioso de abandono.
El fútbol femenino no tiene voz ni voto en el Consejo de Presidentes. Tampoco el Futsal, donde la ANFP decidió cobrar $1.500.000 a los equipos para competir. Los jugadores, autogestionados porque los clubes solo aportan la licencia, ahora deben pagar $65.000 por jugador.
Separar la Federación de la ANFP
La ANFP, ante la presión mediática, publicó balances actualizados, pero nada indican sobre cómo los recursos (hoy escasos) que provienen de las selecciones chilenas se invierten (o no). Los consejos de presidentes son a puertas cerradas. La selección chilena, que es parte de nuestra imagen país hacia el mundo y usa los emblemas patrios de la República de Chile, es manejada por 32 empresas privadas en total opacidad.
Pero hay una esperanza. El Senado acaba de aprobar, en el marco de la reforma a la ley de las SADP, la incompatibilidad de cargos entre ANFP y Federación. Sería el primer paso para construir una Federación de Fútbol independiente, con estándares modernos de gobernanza.
Así, la ANFP se dedicaría a desarrollar el fútbol profesional como espectáculo deportivo, junto a una Federación independiente que planifique el desarrollo del fútbol chileno con visión de largo plazo, y obligaciones y presupuestos distintos. Como sucede en Francia, España, Ecuador y otros que actualizaron sus gobiernos corporativos acorde al siglo XXI.
Dirigentes que rindan cuentas, no monarcas vitalicios
Los iluminados han tenido dos décadas para demostrar que su modelo funciona. ¿El resultado? Un fútbol juvenil debilitado, sin política nacional de talentos, con el femenino sobreviviendo a punta de voluntarismo, y con tres fracasos mundialistas en la selección adulta.
Los dirigentes no juegan en la cancha, pero sí pueden liderar procesos que permitan a jugadores y técnicos formarse y desarrollarse con una mirada de largo plazo.
Quienes visten la camiseta de la selección son los mejores en sus puestos. Chile también necesita a los mejores dirigentes fuera de la cancha. ¿Por qué nuestros dirigentes pueden fracasar una y otra vez sin consecuencias? El fútbol chileno no necesita monarcas vitalicios, necesita dirigentes que rindan cuentas.
La muy necesaria separación de la Federación de la ANFP no es un buenismo romántico. Es un estándar de gobernanza moderna, mínimo y absolutamente necesario. Es lo que hacen los países que ganan mundiales mientras nosotros seguimos discutiendo si el problema es el DT, los jugadores o la cancha.