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Las derivadas de Jeannette Jara

02 octubre 2025 | 11:19

Hasta hace unos pocos meses, Jeannette Jara era una oscura ministra del Trabajo cuya única contribución a los trabajadores fue hacerles más difícil conseguir un empleo, precisamente porque no había comprendido la implacable ley de la oferta y la demanda.

Sorpresivamente, Jeannette Jara fue presentada como la precandidata presidencial de su partido, el Partido Comunista, y poco tiempo después arrasó electoralmente con la favorita Carolina Tohá en una pobrísima primaria, donde duplicó la votación de esta.

Con ese resultado inesperado comenzó una notoriedad cuyas derivadas van a producir un cambio fundamental en el escenario político chileno, más allá del ya novedoso hecho de que es la primera vez que un candidato de ese partido compite directamente por la Presidencia de la República.

La caída de Carolina Tohá

No creo que nadie haya podido vislumbrar las derivadas que, al correr de los días, se van produciendo a partir de la candidatura de Jeannette Jara.

La primera derivada es el final —al menos temporal, si no definitivo— de la proyección política de Carolina Tohá. Derrotada contundentemente, la única candidata viable que en ese momento tenía el llamado socialismo democrático provocó, a su vez, la desestabilización de su pareja, el ministro de Hacienda Mario Marcel. Con ello, ese sector político vio desaparecer bruscamente a dos de las pocas figuras que podían darle un futuro más prometedor a sus filas.

Como la estruendosa derrota de Carolina Tohá solo demostró que fue traicionada por quienes debieron apoyarla, todo el episodio produjo una fractura dentro del espectro que llamamos socialismo democrático. Y esa fractura no es otra cosa que la prolongación de una historia en la que este sector ha desestabilizado sistemáticamente a sus mejores promesas de futuro.

En esto ha sobresalido el Partido Socialista, que lleva muchos años destruyendo desde dentro a las posibles figuras nacionales que asomaron en su momento, como fueron los casos de José Miguel Insulza, Camilo Escalona, el propio expresidente Ricardo Lagos y ahora Carolina Tohá.

¿Un quiebre dentro del PC?

Pero no se detuvieron ahí las derivadas de la candidatura presidencial de Jeannette Jara. Para sorpresa de todos, ella explicitó desde el principio una extraña conversión: de comunista precoz pasó a socialdemócrata de última hora. El contraste fue tan notorio que de inmediato surgió la tesis de que se trataba solo de un realismo político, que reconocía que un candidato ortodoxamente comunista no tiene posibilidad alguna de ser competitivo a nivel presidencial. La conclusión era que el contraste no era real, sino un simulacro.

Yo no lo creo, porque suponer que ese simulacro hubiese sido iniciativa del partido equivaldría a una confesión de que su doctrina no tiene soporte ciudadano y que debe disfrazarse para obtener algún resultado efectivo. Eso sería imputarle al PC una renuncia doctrinal completamente destructiva.

Como candidata, Jara ha resultado muy competente y ha sabido proyectar una imagen de “mamá buena y simpática” que remite a la proyección de una nueva Michelle Bachelet: la que no solo llegó dos veces a la Presidencia de la República, sino que también destruyó a toda figura sobresaliente del socialismo democrático, usándolos como trampolín de sus propias ansias de poder.

Las conclusiones de que la transformación de Jara es real llevan a derivadas todavía más profundas y trascendentales: mostrar, por primera vez, un quiebre real dentro del PC y anticipar una revolución interna de insospechadas consecuencias.

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La segunda vuelta entre Jara y Kast

Pero ni siquiera ahí se detienen las derivadas de la candidatura de Jeannette Jara. Con las cifras de hoy, existe una muy probable: que, paradójicamente, sea ella quien le asegure la Presidencia a José Antonio Kast. Como sé que esta es una afirmación estremecedora, deseo fundamentarla con los números que demuestran su alta probabilidad.

Si Jara alcanza una votación en primera vuelta lo suficientemente alta como para impedir matemáticamente que la oposición obtenga las dos primeras mayorías, asegurará una segunda vuelta entre el oficialismo y la oposición, en la cual esta última triunfa con cualquiera de sus candidatos.

Si aquello implica la eliminación de Evelyn Matthei, entonces se le habrá facilitado el triunfo final a José Antonio Kast. El peor escenario para Kast en una segunda vuelta sería competir con Matthei, ya que ella muy probablemente podría vencerlo en esa instancia.

Estoy seguro de que nadie pudo prever esta derivada de la candidatura de Jara, que obligaría a toda la izquierda chilena a cargar con el protagonismo del eventual triunfo de José Antonio Kast. Ni que decir tiene que, si Jara quedara eliminada en la primera vuelta, la izquierda se quedaría sin postulante a la Presidencia, aunque podría transformarse en árbitro del resultado al traspasar sus votos a una de las candidaturas de oposición.

En suma, el sorprendente resultado sería que lo que más le conviene políticamente al oficialismo es no pasar a la segunda vuelta, sino influir decisivamente en su desenlace. Es un ejemplo típico de derrotas convertidas en premios de consuelo.

El futuro político de Jeannette Jara

Ni siquiera aquí se detienen las derivadas de Jeannette Jara, porque surge otra: la de su propio destino político. Creo que ella es suficientemente inteligente como para darse cuenta de que, si regresa al PC derrotada y con la pelea interna con Jadue y Carmona provocada por ella, su capital político no valdrá nada.

Por otra parte, si prolonga en el campo político su independencia y su visión más bien socialdemócrata, tiene grandes posibilidades de transformarse en la nueva Michelle Bachelet.