Este miércoles 27 de marzo se cumplen 7 años de la muerte de Daniel Zamudio, joven gay que sufrió un brutal ataque homofóbico que lo mantuvo 25 días agonizando.

Su madre, Jacqueline Vera, recién el año pasado logró ir a visitar la tumba de su hijo sola, sin sufrir crisis de pánico, según relató a La Tercera.

“Lo logré hace un año exactamente, pidiéndole a Daniel que me ayudara y me acompañara. Resultó, porque lo sentí cerca, hasta sentí su olor. Nunca pensé que iba a llegar ese día. Estuve seis horas en el Cementerio General. Le cambié flores, limpié su placa, barrí. Le hablé de todo. Cuando me fui, le dije que me acompañara a la micro. Sentí que me dejó en el paradero, y que el resto del camino me cuidó su energía”, relató.

Tras la muerte de Daniel, junto a su exmarido Iván crearon una fundación. Sin embargo, ella decidió alejarse del trabajo en su interior para poder recuperarse ella. Ahora, busca retomar esas labores

“Que sigan matando y golpeando a personas ya no me hunde, me da el impulso, que perdí por años, de seguir haciendo cosas”, relató Jacqueline, detallando que la decisión la tomó cuando la invitaron a volver en un bingo a favor de Carolina Torres, víctima de un ataque lesbofóbico en Pudahuel.

La llegada de Amber

Ahora en la casa que vive junto a su exmarido y el menor de sus hijos también reside Amber González, mujer transgénero de 21 años que fue expulsada de su casa en La Ligua cuando le contó a su familia que iniciaría el proceso de tránsito. Su padre, que la apoyó, también fue expulsado del hogar.

La Fundación Zamudio tomó el caso luego que ella llegara a Santiago para estudiar Técnico Enfermería en la Universidad Andrés Bello.

Desde la Municipalidad de La Florida habían buscado un refugio donde pudiera llegar. Sin embargo, desde hogares la aceptaban solo si escondía su identidad de género y aceptaba ser llamada con su nombre legal. Finalmente, llegó a la casa de Iván y Jacqueline.

“Los Zamudio Vera son mi nueva Familia. Jacqueline es como una madre que nunca tuve. Se preocupa mucho por mí, me siento querida. Hay una historia muy linda que nos conecta: cuando llegué a Santiago, hace unas semanas, yo iba a ir a la velatón de Daniel, pero llegué cuando no había nadie. Me acerqué sola a su monumento en el parque donde lo atacaron, y le hablé, le conté mi vida, le pedí ayuda. Esto sin imaginar que terminaría viviendo en su casa y que su madre terminaría siendo como la mía. Hoy siento que él me guía, que no estoy sola”, relató Amber.

Asimismo, Jacqueline la siente como una hija: “Con ella estoy viviendo cosas parecidas que me pasaron con Daniel. Veo su cara y me recuerda a mi hijo, cuando yo intentaba explicarle por qué pasaba todo lo que pasaba. Amber es mi hija, yo la adopté como mi hija“.

Lamentablemente, las vivencias similares que relata la madre de Daniel, son negativas, ya que ha visto las discriminaciones a la que es sometida: “Estoy viviendo un proceso bien fuerte donde veo la discriminación nuevamente de cerca. El otro día la acompañé al consultorio de San Bernardo y la llamaban por el nombre de su carné y no por “Amber”, como les pedimos que la llamaran. Me enfrasqué en una pelea que fue inútil, porque no quisieron entender que ella es transgénero y es mujer”.

Pese a esto, en casa intenta compensar estas malas experiencias. “Ella no tiene ropa; yo le presto la mía o me consigo para pasarle. Trato de regalonearla, de abrazarla si tiene pena, le pregunto qué quiere almorzar, con qué quiere que la espere cuando llegue en las noches de la universidad”, relató.