Una religiosa demandó al Arzobispado de Santiago tras denunciar una violación al interior del claustro que terminó con un embarazo.

La ‘hermana Francisca’ desde los 16 años supo que su vocación era ser monja de claustro, por lo que en 2002, cuando tenía 20 años, ingresó a la orden Clarisas Capuchinas.

Según informó 24 Horas, en 2012 cuando vivía en este recinto ubicado en pleno centro de Santiago, la estructura necesitaba algunas reparaciones, por lo que la madre superiora autorizó el ingreso de un grupo de maestros, quienes al tiempo comenzaron a dormir en el lugar.

La monja, que fue designada para ocuparse de la alimentación de la cuadrilla de maestros, conoció en esta instancia a Hernán Ríos, quien trabajaba en las reparaciones del lugar, sujeto que se mostró atento y cordial con las hermanas del lugar.

En un día de octubre de ese año, la hermana Francisca se encontraba enferma. Durante esa jornada, el hombre simulando atenderla, la condujo a una de las habitaciones y procedió a violarla.

La víctima ocultó el hecho “por miedo, por vergüenza, porque hay una vergüenza que lo invade y que no deja a uno expresarse”, enfatizó.

Sin embargo, tres meses después del ataque, en enero de 2013, la religiosa presentaba un embarazo entre 13 a 15 semanas, noticia que fue rechazada por la institución.

“Me dijeron que yo era la culpable, más encima me calumniaron de robo, que yo lo hice a propósito. Mis hermanas fueron muy crueles conmigo”, acusó la religiosa y aseguró que les recalcó su inocencia.

Tras este hecho, afirmó que la presionaron para que firmara su salida de la orden y de la Iglesia Católica, sin hacer caso a esta petición y abandonando el convento.

La monja buscó refugio en una amiga lejos de la capital y mientras avanzaba su embarazo recurrió a la fundación San José para dar en adopción a su hijo. “He tenido que callarlo, que disimular que todo está bien. He tenido que ocultar cosas que me aterran”, manifestó.

Lejos de la Iglesia, la hermana tuvo que comenzar su batalla sola, por lo que denunció la agresión sexual cometida en 2012. Tras la investigación, la PDI detuvo a Ríos, quien fue condenado a 5 años de presidio menor en su grado máximo por el delito de violación en 2015 y otorgándole la libertad vigilada intensiva.

Actualmente, la Corporación Humanas la está asesorando con el proceso de una demanda civil contra el Arzobispado de Santiago y de las hermanas Clarisas Capuchinas.

“Ella fue una monja de claustro que sufrió una violación sexual y en lugar de ser protegida, ella fue culpabilizada de lo ocurrido, expulsada de la iglesia y desamparada por completo por parte de esta institución”, señaló Camila Maturana, abogada de Corporación Humanas.

Tanto para la Corporación Humanas como para la propia hermana Francisca, la congregación la hostigó permanentemente para ocultar este hecho.

El Arzobispado de Santiago y las hermanas Clarisas Capuchinas fueron notificados de la acción legal. En tanto, el monasterio no se refirió al tema tras ser consultado por el canal estatal.

En tanto, la institución eclesiástica capitalina señaló que el cardenal Ricardo Ezzati no estaba al tanto de esta situación.

El sacerdote Jorge Concha, obispo auxiliar de Santiago, precisó que “el obispo no se mete en muchos detalles de la vida interna, ordinaria y cotidiana de las monjas y religiosos en general. Junto con saber de esta demanda, también nos enteramos de que ella fue víctima de una violación y estamos muy dolidos con la situación. Ella abandonó por su propia voluntad el monasterio, nosotros el Arzobispado recién nos enteramos oficialmente el 27 de marzo de esto”, aseguró.

Además, detalló que las religiosas de la comunidad a la que pertenecía junto al Arzobispado, han acordado que la hermana Francisca regularice esta situación y vuelva al monasterio, visitándola en septiembre de 2016 y enero de 2017.

Finalmente, la monja arguyó que le da mucha pena la actitud de sus hermanas, del obispo y de muchos religiosos.”Si hay algo en que cometí un error, fue en no haber dicho desde un comienzo la situación que me pasaba”, concluyó.