La caleta Lenga, en la región del Bío Bío, despertó conmovida la jornada de este viernes por el varamiento de una ballena de la especie sei, un ejemplar adolescente de unos siete metros de longitud que fue devuelto al mar tras los esfuerzos de vecinos del lugar. Por el momento, se desconoce el estado del ejemplar.

Lenga se levantó temprano este viernes por el varamiento de una ballena, hecho del que residentes de la caleta de pescadores no tenían memoria y del que supo primero una vecina que recorría la playa al alba.

Marta Merino quedó perpleja al ver un chorro de agua despedido con violencia, a pocos metros de la orilla, frente a los locales comerciales del espacio culinario de Hualpén, acotando que “se levantó toda la caleta”.

Los vecinos quisieron devolver rápidamente al agua el cachalote de siete metros de longitud, pero la autoridad marítima y funcionarios de Sernapesca lo prohibieron, en función de la seguridad del espécimen y de las personas.

La obediencia se diluyó durante la mañana, y empujando a mano primero y luego atando la ballena a dos botes a motor, lograron ingresarla al mar, aunque a esa altura el animal mostraba heridas sangrantes y pocos signos de vida, mientras que la tardanza en el arribo de ayuda fue motivo de crítica por parte de lugareños.

Dentro del centenar de personas congregadas en la playa, Roberto Andrade miraba atento. Él tiene experiencia en ballenas, ya que trabajó en ese rubro ya desaparecido, precisando que “esta ballena puede que se salve pero es difícil, porque ya está toda herida”.

El director (s) de Sernapesca en la región, Iván Oyarzún, admitió problemas logísticos, al tiempo que describió al cetáceo, que en edad adulta puede medir hasta 18 metros.

Al sitio del suceso, también llegaron Bomberos de Gersa, con buzos, un nave de la Armada y personal municipal, quedando la incertidumbre sobre el real éxito del rescate.

Por su parte, Mauricio Ulloa, médico veterinario especialista en cetáceos de la Unidad de Rescate y Rehabilitación de Sernapesca, apuntó que “es frecuente este tipo de eventos en nuestras playas y normalmente, cuando una ballena llega en esas condiciones al borde costero, se trata de animales que están dañados”.

En esa línea, Ulloa hizo un llamado a la población, añadiendo que “aunque tenga la mejor intención de ayudar, no debe intervenir en los procedimientos porque no sólo se ponen en peligro ellos, ante la posibilidad de una interacción física o la trasmisión de enfermedades, sino que también desde el punto de vista del animal, porque nuestra finalidad es que sufra lo menos posible”.

Finalmente, por medio de una misiva, desde Sernapesca apuntaron que “los registros posteriores al desvaramiento indicarían que la ballena no tiene actividad, sin embargo, para eso mantendrán el monitoreo y patrullaje en conjunto con la Autoridad Marítima”.