Claudio Etchevers tiene 44 años y hace poco más de tres se desempeña como Coordinador de Seguridad Pública en la región del Bío Bío. Hoy padece sarcoma, un tipo de cáncer más común en niños que en adultos, y cuya esperanza de vida es de seis meses una vez diagnosticado. Este es su testimonio.

Fue en marzo de 2020 que acudió al médico por una lesión en la rodilla – jugando fútbol – explicó en el matinal Nuestra Casa de Canal 9. En esa ocasión le detectaron una masa en el muslo, la que luego de exámenes realizados en junio fue definida como un tumor de una dimensión importante, específicamente “escondido” entre los músculos del cuádriceps.

“Me diagnosticaron el sarcoma en etapa 4”, indicó el hombre, precisando que además había metástasis pulmonar, por lo que tenía un muy mal pronóstico.

Ya lleva nueve meses en quimioterapia, y el ánimo de Etchevers es deslumbrante y esperanzador. Habla como quien vive cada día al máximo, sin “mochilas” – como describió él- soltando todo aquello que no es relevante.

“La vida es algo maravilloso, y más allá de las dificultades que se nos presentan, el poder levantarnos es una oportunidad para salir y conquistar el mundo”, afirmó.

Asimilar la situación

La noticia fue como un “mazazo en la cabeza” de Etchevers. Tras su diagnóstico, pasó dos semanas llorando solo por las noches, intentando afrontar el porvenir. En esa misma fecha, además su padre falleció, por lo que tanto su familia como él se encontraban lidiando la pérdida.

Luego de compartir su diagnóstico, le dijo a su familia que no quería vivir sus últimos meses llorando, sino creando más recuerdos, así que empezó a preocuparse de esto. Sin embargo, no fue hasta que falleció su primo en un accidente de tránsito, que se dio cuenta que “nosotros no somos dueños de la decisión de estar o no vivos”.

“Yo estaba planificando mi muerte y él su vida”, ejemplificó.

Claudio Etchevers | Facebook

En este cambio de mentalidad, la autoridad se ha dedicado “simplemente a vivir”, lo que sostuvo ha sido muy enriquecedor.

“Me he aferrado a la espiritualidad, a atreverse a creer, y a amar, uno se olvida de lo importante que es amar a la gente que está cerca de uno, y a quienes ya no son cercanos”, comentó, señalando que se ha preocupado de reestablecer relaciones perdidas y de cerrar situaciones pendientes.

“La vida sigue si uno no está (…) uno sigue presente en otras cosas”, indicó.

“Cada día es una aventura”

Uno de los primeros cambios que hizo al saber que padecía sarcoma, fue cambiar su alimentación, lo que le ha permitido sobrellevar al tratamiento de buena forma y de mejor ánimo.

El coordinador de Seguridad aconsejó no entrar en un adormecimiento al recibir este tipo de noticias, ya que “desde la tragedia somos capaces de reconstruirnos, de volver a nacer, cada día es una aventura”.

Opinó que el trabajo además ha sido particularmente importante en su mejora, pues lo mantiene activo y evita que “piense tonteras”. En este marco invitó a los empleadores a no “empujar a las personas a que se mueran rápido, sino a darles vida, hacerles sentir útiles hasta que el cuerpo se los permita”.

“Una cosa es estar enfermo y otra es estar muerto, mientras quede aire en los pulmones va a haber fuerza para seguir viviendo”, aconsejó.

Ve la entrevista completa a continuación: