"No soy víctima, soy un sobreviviente", con esas palabras Sergio concluyó su relato, luego que presentara una denuncia por abuso sexual y violación contra un integrante del directorio del Club Deportivo Alemán de Valparaíso. El acusado respondió y negó todos los hechos que se le imputan. La historia de este caso está disponible a continuación.

Todo comenzó en 2007. Sergio realiza una línea de tiempo de ese año partiendo con el primer día de lo hechos denunciados. La posición del sol en la casa, cómo estaban distribuidas las cosas en la habitación y los abusos de los que habría sido víctima son parte de su relato.

Sergio Concha hoy tiene 31 años, estudia derecho en la región de Valparaíso y es oriundo de Osorno, desde donde llegó junto a su familia. De pequeño algo despertó la curiosidad de Sergio, y eso es su fascinación por los vehículos antiguos.

Así, con el pasar del tiempo, a sus 15 años pasaron de ser un juego a convertirse en un trabajo que podía realizar mientras estudiaba, en un museo de autos antiguos.

En ese tiempo ya vivía en Viña del Mar, motivo por el cual el dueño del museo donde trabajaba le comentó la existencia de un Club de Vehículos Antiguos en Valparaíso.

Con el pasar del tiempo conoció a Roberto Junge, tesorero del Club Deportivo Alemán de Valparaíso (DTSV).

El primer acercamiento fue cuando Roberto invitó a Sergio a dar una vuelta en un vehículo restaurado, algo que según comentó Concha, era una tradición que se hacía cada vez que se restauraba un automóvil. En este caso era un Oldsmobile 1939.

Luego de una reunión, según relató Sergio, Roberto lo invitó a una cena con integrantes del Club de Automóviles Antiguos de Chile en Valparaíso. Esto, además de un paseo y otras actividades que se comenzaron a generar semanas después, dieron pie a que iniciara una relación de confianza entre ambos.

Un día, comentó Sergio, Roberto lo invitó a realizar mecánica en la casa de sus padres. Almorzaron y luego fueron al domicilio de Roberto, que queda a pasos del lugar donde estaban.

Cambió inmediatamente la atmósfera

Cruzaron el patio para llegar a la casa de Roberto. El hombre, comentó Sergio, cerró la puerta de la cocina, sin alertar él que algo ocurriría.

Luego comenzaron a recorrer el inmueble para ir a una biblioteca que Roberto le quería mostrar. “Cambió inmediatamente la atmósfera (…) se sentía raro el ambiente, pero estoy hablando de alguien con los ojos de un cabro de 17 años”, dijo Sergio.

“Iba cruzando a la biblioteca y se paró tras de mí y me comenzó a abrazar, así de la nada. Yo no sé si me morí, me apagué, sentí de todo”, enfatizó el joven recalcando el sentimiento de vulnerabilidad que tenía en ese momento. Sólo se percató que las puertas estaban todas cerradas al igual que las ventanas.

Según su relato, el abrazo estuvo acompañado de tocaciones en partes de su cuerpo, para luego poner pornografía en el televisor. Sergio añadió que en esos años, él nunca había visto ese tipo de contenido para adultos.

Luego de eso habría ocurrido el primer abuso sexual, algo que con el tiempo se haría reiterativo y aumentando en nivel de gravedad, según su testimonio.

“Me llevó a la estación del metro (…) No despertaba, a los años supe que eso era un estado de shock (…) llegué en blanco a mi casa. Venía pensando por favor pregúntenme, pero nadie preguntó”, manifestó el denunciante sobre lo que pasaba por su cabeza luego del primer hecho de abuso.

El joven comentó que siguió participando en el club de autos, pese al miedo y angustia que le significaba estar con Roberto, a quien acusa, le habría hecho en más de una ocasión usar ropa interior de mujer.

En una actividad en Laguna Verde se repitieron los hechos, con la diferencia que ahora, según comentó, fue víctima de violación. “No sólo perdí la virginidad, sino también mi identidad”, enfatizó, algo que como agregó lo llevó a un hoyo que le provocó que se alejara de sus amigos y otras actividades, sintiéndose “amarrado a él (Roberto)”.

Cedida a BBCL

Con el tiempo Roberto se llegó a vincular con su familia. Incluso ayudó a la madre de Sergio a instalar un negocio por la difícil situación en la que se encontraban, ya que sólo eran él, sus hermanos y su madre.

También los llevó a la Beneficencia Alemana, para que recibieran una beca que ayudara a Sergio y su hermano a continuar con sus estudios universitarios. “Ante los ojos de cualquiera era una gratitud enorme”, dijo Serio, enfatizando que con esto “cada vez era más imposible” contar lo que ocurría.

“Él alguna vez me mencionaba de forma indirecta en que no le iba a cobrar la plata a mi mamá a pesar que había un contrato, pero al mismo tiempo eso me decía que él podía cobrarle la plata y mi mamá iba a quedar en la calle, y de paso nosotros íbamos a quedar en la calle también”, manifestó el joven.

La salida del círculo

Con el pasar del tiempo esto llevó a Sergio, como él comentó, a tener una imagen distorsionada de las mujeres, incluso, enfatizó, cada vez que estaba por comenzar una relación, Roberto le decía que “las mujeres son malas”.

“Que te van a hacer la guagua, que sólo podía encontrar cariño con él”, habrían sido algunas de las palabras de Roberto según Sergio.

Uno de los principales puntos de quiebre para el denunciante, fue cuando uno de sus hermanos le dijo que Roberto había intentado hacer lo mismo con él. La rutina habría sido la misma “exhibirle pornografía, pero mi hermano le paró los carros y se fue”.

“Él pudo haberme dicho cualquier cosa, pero nada se comparaba al miedo que yo tenía de que se metiera con mis hermanos, y terminaran igual de cagados que yo. Yo le iba a dar todas las pasadas que él quisiera con tal que no se metiera, y eso eran mis ojos, con tal que yo decía ‘si yo dejo de hacer esto, se va a meter con mis hermanos’ (…) ese era mi pensamiento”, dijo Sergio.

En 2011 Sergio comenzó una relación con la joven que le daría el primer impulso para salir del círculo en el que se encontraba. Ella se dio cuenta de que algo ocurría entre Sergio y Roberto.

En abril de 2013, tras una discusión, el joven finalmente decidió alejarse Roberto. “La elegí a ella”, enfatizó en joven, tras darse cuenta, según comentó, que las intenciones del hombre no eran buenas.

En mayo fue la última vez que lo vio tras encontrarse con él en una actividad de autos para el Día del Patrimonio.

Inicio de las terapias y proceso de recuperación

Cuando se alejó de Roberto, Sergio manifestó que sintió que el círculo se cerró y había “escapado” de lo que ocurrió.

El 7 de julio lo vio en un supermercado, previo a dar un examen de Derecho Civil.

“Me acuerdo que quedé en blanco, corrí hacia al borde del estacionamiento en un tercer piso, me apoyé en la baranda y lo primero que pensé era en saltar (…) se me vino todo a la cabeza de golpe, lo que yo pensaba había terminado”, añadió Sergio, quien dijo que claramente no acudió a su examen.

Recuerda que tras ese episodio se reunió con su pareja de ese entonces, lloró desconsoladamente y tuvo una crisis de pánico. Lo llevaron a un médico “medio tránsfugo” que emitió un certificado y le dio clonazepam y otra sustancia.

El segundo semestre de 2014 se retiró de la universidad, retomando sus estudios en 2015 en otro recinto. Ese año se contactó con una profesora que le recomendó una psicóloga que era perito en el Juzgado de Familia de Valparaíso.

“Ella fue mi primer alcance a darme cuenta que había sido malo (…) gracias a ella me abrí a comentárselo a mis papás”, reconoció Sergio, quien agregó que gracias a ella “me comencé a querer”.

Tras un año de trabajo comenzó a asistir con otra terapeuta. Le comenzó a ir mejor en la universidad, pero a veces le daban “bajones”. “Me quedé sólo en mi casa (…) durante mucho tiempo tuve pensamientos suicidas”, dijo Sergio, enfatizando en que el día que lo iba a hacer llegó su hermano. “Nunca le dije, pero él me salvó la vida”, reconoció.

Hoy tiene una red de personas que saben lo que ocurrió, y lo más importante, lo apoyan.

Presentación de la denuncia

El 30 de marzo de este año, Sergio Rocha presentó una denuncia ante la Policía de Investigaciones de Viña del Mar.

“Le dije textual ‘quiero denunciar a un pedófilo’ que está trabajando cerca del Colegio Alemán”, dijo Roberto.

Le relató a una comisario todo lo que pasó desde que conoció a Roberto. Luego se derivó a la Fiscalía de Valparaíso y posteriormente a la Brigada de Delitos Sexuales.

BioBioChile consultó a la Fiscalía de Valparaíso al respecto, desde donde señalaron que la causa ya fue ingresada. Sergio ya prestó declaración.

También se le consultó al directorio del Club Deportivo Alemán de Valparaíso respecto a las acusaciones contra Roberto. Escuetamente y por teléfono manifestaron que no tienen nada que decir y que ya se le respondió a la persona correspondiente (Sergio), quien les había hecho llegar un correo con los antecedentes antes mencionados.

La respuesta que le dieron fue que como lo relatado no tiene relación con las actividades del club, debería acudir a las instancias correspondientes.

También está al tanto la Defensoría de la Niñez respecto a este caso, considerando la estrecha relación que tiene el Club Deportivo Alemán de Valparaíso, donde Roberto aparece como integrante del directorio, con el Colegio Alemán. Se intentó consultar a este recinto vía llamadas que no fueron contestadas, al igual que un correo enviado al área de comunicaciones, el que nunca respondieron.

Posterior a la publicación de esta crónica desde el Colegio Alemán entregaron la siguiente declaración.

Finalmente se conversó directamente con Roberto Junge, quien dijo “niego todo, porque no es verdad”, agregando que si hubiese pasado algo entre ellos dos, fue cuando Sergio tenía más de 18 años.

Junto con recalcar que lo presentado en la denuncia es “absolutamente falso”, cuestionó que se presentara una denuncia después de tantos años de haberse conocido, manifestando que buscará asesoría legal, sin descartar presentar una contrademanda.

Por su parte Sergio, quien mantiene firmemente lo relatado, concluyó su experiencia señalando que “no soy víctima, soy sobreviviente”.

Los detalles relatados en la denuncia fueron omitidos, ya que pueden herir la sensibilidad de los lectores.

Suicidio
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