Un atentado explosivo contra un autobús militar en Damasco dejó el miércoles al menos 13 personas muertas, en el ataque más sangriento de este tipo en años en la capital, informó la agencia oficial siria SANA. Se trata de un escenario que no se veía en Siria desde hace casi 3 años.

Dos bombas colocadas en un autobús del Ejército en Siria mataron este miércoles a 14 de sus pasajeros cuando el vehículo se desplazaba por el centro de Damasco.

Siria no registraba atentados desde hacía casi tres años y que no había sufrido un ataque de esta envergadura desde 2017.

Según la agencia oficial de noticias SANA, los dos artefactos explosivos “previamente colocados en el autobús” estallaron cerca de la plaza Al Raes.

Se trata de una de las más concurridas de la capital siria y en la que se ubica la estación central de los pequeños autobuses que conectan toda la ciudad.

La plaza quedó salpicada de cadáveres y sin transeúntes durante las horas que siguieron a la deflagración.

Es una escena no se repetía en Damasco desde que las fuerzas leales al presidente sirio, Bachar al Asad, retomaran el control de los últimos bastiones opositores a las afueras de la urbe en 2018.

Las autoridades acordonaron la zona, desviaron el tráfico e impidieron el paso de autobuses escolares. Los funcionarios gubernamentales no tuvieron que cumplir con sus horarios de trabajo debido a la interrupción de la actividad en este nudo importante.

Una fuente militar que pidió el anonimato explicó que las dos bombas explotaron en la parte central del autobús.

Los 14 fallecidos eran “investigadores científicos” a bordo del vehículo, mientras que todos los heridos eran civiles que se encontraban en las inmediaciones.

Atentado en capital de Siria deja 14 personas muertas tras casi 3 años sin ataques
EFE | EPA | Syrian Arab News Agency

El mayor atentado en Siria desde 2017

Sin embargo, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una ONG con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno.

“La doble explosión fue la más grande en cuanto a pérdidas humanas desde que el régimen tomó completamente el control de Damasco”, indicó la ONG en referencia a los dos países que apoyan militarmente a la oposición armada.

La capital del país árabe es blanco de bombardeos esporádicos por parte de la aviación israelí, en muchos casos repelidos por defensas sirias.

A pesar de esto, no registraba atentados de este tipo desde que en abril de 2018 el Ejército sirio dio por “liberado” el bastión opositor de Guta Oriental.

Ningún grupo ha reclamado por el momento la autoría de la acción y Damasco tampoco la ha atribuido a nadie, si bien la agencia SANA calificó la deflagración de “ataque terrorista”.

Una tercera bomba había sido colocada en un extremo de un puente cercano al lugar, pero fue desactivada por las fuerzas de seguridad antes de que estallara.

Una jornada sangrienta

Poco después del atentado en la capital, las fuerzas leales a Al Asad atacaron con artillería la localidad de Ariha.

Al menos 13 personas murieron y otras 24 resultaron heridas en la acción, convirtiéndola en la más mortífera desde que Ankara y Moscú pactaran un cese de hostilidades en la provincia.

Los combates se redujeron significativamente en Idlib tras la entrada en vigor de ese alto el fuego, pero los ataques han continuado, especialmente en las áreas meridionales de la región.

En los últimos meses las fuerzas gubernamentales han intensificado sus bombardeos y acciones terrestres.

Los Cascos Blancos explicaron en su cuenta de Twitter que hay al menos cuatro menores entre los muertos por los disparos de artillería.

“Niños que estaban de camino a sus escuelas perdieron la vida o resultaron heridos y otro niño perdido lucha en las calles, en el medio de los proyectiles, buscando a su familia y su casa en los barrios destruidos”, afirmaron los rescatistas.

El director de Unicef para Oriente Medio, Ted Chaiban, confirmó en un comunicado el fallecimiento de tres niños, una niña y un profesor “cuando iban de camino a la escuela” en Ariha.

Alertó de que la violencia de este miércoles en Damasco e Idlib demuestran que “la guerra en Siria no ha terminado”.