La primera ministra británica, Theresa May, respondió el viernes a las preguntas de los radioyentes en una inusual intervención mediática, buscando el apoyo de la opinión pública al controvertido proyecto de acuerdo sobre el Brexit y a su continuidad en el cargo.

Lanzando una frenética campaña pública para defender el texto de 585 páginas que tardó 17 meses en acordar con Bruselas, May, a quien muchos reprochan una frialdad que la distancia del británico de a pie, optó por una arriesgada estrategia.

Durante media hora, respondió a las llamadas que llegaron al programa matinal del periodista Nick Ferrari, conocido por poner a destacados políticos en situaciones comprometidas en directo en las ondas, en la emisora privada LBC.

“Mucha gente que votó por salir” de la Unión Europea en el referéndum de 2016
“lo que quería era asegurarse de que las decisiones se toman aquí, en el Reino Unido” y no en Bruselas, afirmó la primera ministra.

“Eso es exactamente lo que permite el acuerdo que he negociado”, aseguró. E insistió: “la libre circulación de personas se acabará de una vez por todas”.

Retomar el control de las fronteras, acabando con el sistema que permite a todos los ciudadanos europeos vivir y trabajar libremente en cualquier país del bloque, fue una de las principales promesas de los defensores del Brexit en la campaña por el referéndum, en que un 52% de británicos optó por dejar la UE.

¿Qué ocurrirá con los residentes en el extranjero?, preguntó una mujer que llamó desde Alicante, en el este de España, país donde se estima que viven unos 800.000 británicos aunque todos no están registrados.

“He hablado con el gobierno español y sé lo importante que es”, afirmó May.

“Una de las cosas que hemos negociado (…) fue que los derechos de la gente de otros países de la UE que viven en Reino Unido estén protegidos. Si no hay acuerdo, los europeos que viven aquí, y espero que los otros países de la UE hagan lo mismo, estarán protegidos”, afirmó.

“¡Defiendan nuestro futuro!”

May hacía estas declaraciones en el mismo momento en que en el parlamento, diputados pro-Brexit de su propio Partido Conservador montaban un complot para arrebatarle el liderazgo y tomar el control de la negociación con Bruselas, a quien estiman que May hizo demasiadas concesiones.

El jueves, un destacado legislador conservador, el euroescéptico Jacob Rees-Mogg, pidió un voto de censura.

Para iniciarlo se necesita que al menos 48 legisladores de la formación de May escriban peticiones similares. Unos 20 lo hicieron ya públicamente, pero se desconoce cuántos lo hicieron en privado y el viernes se rumoreaba que pronto se podría alcanzar el número necesario.

La jefa de gobierno se enfrenta también a la difícil tarea de encontrar a un nuevo ministro para el Brexit, tras la estrepitosa dimisión de Dominic Raab el jueves, día en que cuatro miembros del gobierno de May presentaron sus renuncias por discrepar con el proyecto de acuerdo validado por el ejecutivo y que los líderes europeos tienen previsto aprobar en una cumbre extraordinaria el 25 de noviembre en Bruselas.

La Unión Europea ya se ha declarado satisfecha con el texto. “Es el mejor acuerdo que podíamos obtener”, afirmó el eurodiputado belga Guy Verhofstadt, referente de la Eurocámara para el Brexit, en rueda de prensa con el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, y el negociador europeo, Michel Barnier.

Y la canciller alemana, Angela Merkel, descartó retomar la negociación: “tenemos ahora un documento sobre la mesa que fue adoptado por Reino Unido y la UE, y por lo tanto para mí la cuestión de nuevas negociaciones no se plantea en absoluto”.

Aprovechando la frágil situación de la primera ministra, los defensores de un segundo referéndum sobre el Brexit intensificaron su campaña.

El movimiento juvenil Nuestro Futuro, Nuestra Elección fletaron un autocar que recorrerá el país organizando eventos. En su costado, un mensaje escrito en enormes letras azules: “Queridos diputados, 77% de nosotros no queremos el Brexit. ¡Defiendan nuestro futuro! Firmado, los jóvenes”.

Un sondeo publicado el jueves por Sky Data indica que ahora un 54% de británicos prefiere permanecer en la UE, 32% quiere salir de ella sin acuerdo y solo 14% elegiría un Brexit en los términos negociados por May.