Para México, la presidencia de Joe Biden ha traído hasta ahora menos cambios de los esperados. Las relaciones con Washington siguen siendo distantes, pero todavía existe la posibilidad de una nueva agenda bilateral.

“Las relaciones con la nueva administración se centran en la cooperación. Estamos trabajando juntos sobre la base del respeto a las soberanías”, afirmó el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en su conferencia de prensa matutina.

“Ha sido una relación fría, distante, con señales por aquí y por allá”, dijo José Antonio Crespo, historiador de la Ciudad de México.

Ninguna de las dos embajadas cuenta con funcionarios. Según Crespo, eso dificulta el intercambio informal y el diálogo. Había numerosos canales informales entre México y el anterior gobierno de Donald Trump, que han estado ausentes, explicó.

Según Stephanie Brewer, directora para México y Derechos de Migrantes, ese aspecto debería cambiar pronto. “Biden llegó en un momento sumamente complejo, en medio de una pandemia que no había sido manejada bien”, indicó.

El aparato administrativo primero tuvo que ser reorganizado. “Reconocemos que llegó en medio de urgencias y tuvo que reconstruir la capacidad administrativa física, logística. No han nombrado embajadores por eso, algo legítimo. Ahora parecen empezar a surgir nombres de embajadores”, agregó.

La química entre Biden y López Obrador tampoco parece funcionar, según Crespo. “Biden se ve primero con Trudeau, en una entrevista muy amistosa y cálida, que contrasta con la reunión fría, protocolaria y distante con AMLO”, dijo.

Entre colisión y estancamiento

Según la experta en política exterior, Gabriela de la Paz, es probable que ese sea uno de los mayores puntos de fricción entre ambos países.

“Hay un par de temas complicados, como el medioambiente, porque Biden tiene una agenda muy ambiciosa para bajar el nivel de Co2 usando energías limpias, y en México tenemos un proyecto opuesto, con una nueva refinería, y este no apoya las energía limpias. Así vamos en una dirección de choque”, dijo.

Se refiere así a la nueva ley energética mexicana aprobada en marzo, que da preferencia a las energías fósiles y a la petrolera estatal Pemex antes que a los inversores privados y las energías renovables.

La ley ha sido calificada de nociva para el clima por los ambientalistas y “hostil a los negocios” por las cámaras de comercio europeas y estadounidense.

Sin embargo, en términos de migración, Biden no cumplió con las expectativas, criticó Brewer: “De Biden se esperaba un cambio contundente de rumbo desde los primeros días”.

Biden sí permite que los solicitantes de asilo menores de edad y algunas familias ingresen al país, pero, por lo demás, se adhiere a la política de fronteras cerradas de su predecesor y continúa rechazando a un gran número de solicitantes de asilo, critica.

“Nada ha cambiado en la estrategia básica; Estados Unidos sigue utilizando a México como baluarte contra los migrantes”. Crespo lo ve de manera similar, porque mientras “Trump amenazó con aranceles, Biden regala vacunas. La moneda de intercambio fue más tensa con Trump, Biden ha sido más amistoso. Pero el objetivo es el mismo”.

Sin claridad en políticas de seguridad

Desde el punto de vista de los analistas, existe falta de claridad en el tema de política de seguridad.

Según Crespo, la cooperación en la lucha contra las drogas ha sido muy tensa desde que el exministro de Defensa mexicano, Salvador Cienfuegos, fuese arrestado en Estados Unidos y deportado a México, a fines del año pasado.

“Está medio suspendida la colaboración, está en veremos. A ver cómo la destraban. Hay enojo de los dos lados”, asegura Crespo.

Para De la Paz, el futuro de la cooperación en materia de seguridad también depende de si “lo tratan de enfocar como en su país, como un tema de salud pública en lugar de un tema de seguridad. En este caso, tendrían que ajustar su manejo con México”.