El descontento de la mayoría de los japoneses con el funeral de Estado previsto para despedir al ex primer ministro Shinzo Abe tuvo este miércoles una nota violenta cuando un hombre de unos 70 años se quemó a la bonzo para protestar por el funeral de Estado previsto para el 27 de septiembre.

Un hombre se prendió fuego el miércoles cerca de la oficina del primer ministro de Japón en Tokio tras mostrar su rechazo a la celebración de un funeral de Estado para el exdirigente nipón Shinzo Abe, informaron medios locales.

La persona herida fue encontrada cerca de la oficina del primer ministro Fumio Kishida, indicó un portavoz del Gobierno según lo citó RFI.

Varios medios japoneses como NHK reportaron que el hombre, ahora hospitalizado, expresó su rechazo explícito al funeral de Estado.

El herido, de unos 70 años, quedó detenido. En su poder tenía una nota que decía “Como individuo, me opongo con vehemencia al funeral de estado”.

Un policía resultó herido en su brazo derecho mientras intentaba sofocar las llamas que cubrían por completo a esta persona.

La ceremonia, que tendrá lugar el martes 27 de este mes, sigue una fórmula de sepelio que data de la primera mitad del siglo XX y se usaba para incentivar el patriotismo de los funcionarios.

Abe, quien fue asesinado cuando se encontraba participando en un mitin político el pasado 8 de julio, era una figura divisiva por su política nacionalista y su empeño en cambiar la Constitución pacifista que rige desde el final de la Segunda Guerra Mundial y que ha mantenido a Japón exento de participar en conflictos bélicos internacionales.

El autor de los disparos, Tetsuya Yamagami, justificó su acción porque sospechaba que Abe tenía vínculos con la Iglesia de la Unificación (conocida como la Secta Moon), que había arruinado a su madre.

La iglesia está acusada de presionar a sus seguidores a realizar elevadas donaciones, una acusación que ésta rechaza.

Aunque Abe no era miembro de dicha iglesia, se había relacionado con grupos afiliados. Su muerte provocó un escrutinio de los vínculos entre este grupo y la política japonesa.

Una investigación del gobernante Partido Liberal Democrático, la formación de Abe y Kishida, mostró que la mitad de sus diputados tenían vínculos con la secta. El nuevo primer ministro prometió cortar toda relación con el grupo.