La actividad manufacturera se recuperó en agosto en China, según un índice oficial, pese a la guerra comercial abierta por el presidente estadounidense, Donald Trump, contra los productos chinos.

El índice de los directores de compra (PMI) manufacturera publicado el viernes por el Buró Nacional de Estadísticas se estableció en 51,3, frente al 51,2 de julio. Los analistas entrevistados por la agencia Bloomberg apostaban, de media, por un nuevo retroceso a 51.

Este barómetro, que se basa principalmente en los libros de pedidos de las empresas, está considerado como un indicador de la futura coyuntura: una cifra superior a 50 atestigua una expansión de la actividad, mientras que una cifra inferior significa una contracción.

“La producción ha continuado creciendo y la demanda sigue globalmente estable”, observó en un comunicado un analista del citado buró, Zhao Qinghe.

Pero “a raíz de factores como las fricciones comerciales internacionales y la incertidumbre en el entorno exterior, el boom de las importaciones y de las exportaciones se ha marchitado”, admitió.

La cifra del mes de agosto debería no obstante, calmar las preocupaciones respecto de la solidez de la economía china, presa de una guerra comercial con Donald Trump, según Stephen Innes, de la casa de corretaje Oanda.

Pese al riesgo de un debilitamiento del crecimiento, Pekín anunció el mes pasado una serie de medidas presupuestarias de apoyo a la actividad pero aseguró que no se estaba preparando ningún plan de recuperación masivo.

El gobierno chino quiere evitar gastos excesivos, que contribuirían al endeudamiento del país y a posibles riesgos financieros.