Evo Morales buscará este domingo extender su gobierno al menos hasta 2025, un periodo que ha destacado por una bonanza económica y estabilidad política inéditas en los casi 200 años de historia de Bolivia, un país que en 2006, cuando el presidente llegó al poder, experimentaba una crisis constante.

Cuando Morales asumió la presidencia de Bolivia, el Producto Interno Bruto del país era de 9.549 millones de dólares, mientras que la pobreza alcanzaba al 59,6% de la población. Trece años después, las cifras han mejorado notablemente: el PIB llegó 40.288 millones de dólares y la pobreza bajó a un 34,6%.

En cuanto a la desigualad, aunque sigue siendo uno de los países peor evaluados a nivel mundial en este ítem, su índice Gini pasó de 0,585 a mediados de la década pasada a 0,440 en 2017, según datos del Banco Mundial.

Los buenos números macroeconómicos se debieron al aumento de los precios de las materias primas entre 2005 a 2014, con la minería, hidrocarburos y la agroindustria liderando el alza de valores, que coincidieron con el aumento en los volúmenes de exportación de Bolivia.

Índice 2005 2018
Gini 0.585 0,440
PIB per cápita US$1.011 US$3.548
PIB US$9.549M US$40.288M
Pobreza 59,6% 34,6%

Las exportaciones de Bolivia alcanzaban 4.490 millones de dólares en 2007, llegando a su punto máximo en 2014 a 13.034 millones de dólares. Desde entonces se ha registrado una baja en este índice, aunque en 2018 tuvo un leve repunte y se situó en los 8.000 millones de dólares, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadísticas del país altiplánico.

“Gracias al proceso de cambio, esta es la mejor gestión desde que recuperamos la democracia. Es la conciencia del pueblo boliviano la que hace posible la estabilidad y el crecimiento económico. Este es un camino sin retorno. Somos un pueblo trabajador que garantiza un futuro seguro”, declaró Morales hace algunos días en su cuenta de Twitter, destacando el crecimiento del país.

Como dato, Morales recibió el poder de parte de Eduardo Rodríguez-Veltzé, quien era el presidente de la Corte Suprema, pues el mandatario de ese periodo (Gonzalo Sánchez de Lozada) y su vice (Carlos Mesa), renunciaron al cargo en 2002 y 2005, respectivamente, y los presidentes del Senado y la Cámara de Diputados, se negaron a asumir el Ejecutivo.

¿Cómo mejoró la economía de Bolivia?

El doctor en Economía e investigador del Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (Inesad) de Bolivia, Luis Carlos Jemio, explicó que los buenos números del país se debían a dos factores: los precios de las materias primas y a las inversiones realizadas por los gobiernos anteriores a Morales entre 1996 a 2005.

“La gestión económica de Evo Morales se limitó en gran medida a administrar la bonanza económica durante el periodo en que ésta estuvo vigente.
Sin embargo, la bonanza externa habría beneficiado a la economía, independientemente del presidente que estuviera gobernando el país durante este periodo”, explica a BioBioChile.

Los datos del Banco Mundial muestran que en los tres años anteriores a que Morales asumiera el gobierno, la tasa de crecimiento del PIB había aumentado: 2002 (2,5%), 2003 (2,7%), 2004 (4,2%) y 2005 (4,4%). Igualmente, durante la gestión de Morales, salvo en 2009, el crecimiento del PIB fue siempre superior al 4%.

Aunque el contexto era complejo, la economía boliviana empezó a mostrar una mejora, luego de la crisis asiática de fines de los 90′, explica Horacio Vera Cossio, académico del Instituto de Investigaciones Socio-Económicas (IISEC) de la Universidad Católica Boliviana.

Vera explica que desde 2002 la economía boliviana mostraba signos de recuperación, pero que algunas decisiones tomadas en esa época, como implementar el sistema de capitalización individual, privatización de empresas estatales, permitieron disminuir la presión fiscal, aunque desencadenaron altos costos en el corto plazo.

“En ese periodo de privatización se realizaron inversiones en la exploración de hidrocarburos, cuyos resultados serían posteriormente el sustento para implementar el modelo económico propuesto por el actual gobierno”, indicó.

Además, en los primeros años del gobierno de Morales, se llevó a cabo un proceso de “renacionalización” de algunas industrias, que en la mayor parte de los casos se trató de una negociación de los contratos de licitación para la explotación del gas, la minería y otras áreas.

“El llamado Proceso de Nacionalización fue una renegociación de contratos que le significó al país ingresos fiscales marginales. En realidad, el grueso de los impuestos a la exportación de gas natural es gracias al Impuesto Directo a los Hidrocarburos, aprobado antes del mandato Morales”, sostiene a BioBioChile el economista boliviano y consultor, Mauricio Medinaceli.

Por su parte, Jemio establece que el proceso de nacionalización tuvo consecuencias negativas en la productividad y en la inversión extranjera.

“La nacionalización de las empresas y de los recursos naturales, que habían sido previamente privatizados, tuvo el principal efecto de desalentar la inversión privada, nacional y externa, en estos sectores estratégicos (minería e hidrocarburos). Esto ha generado mucha incertidumbre sobre la capacidad futura del país de mantener los ingresos externos y fiscales, y por lo tanto el crecimiento económico. La inversión de las empresas estatales en estos sectores no ha compensado la caída de la inversión privada, ya que han demostrado ser poco eficientes, y no han incidido sobre la capacidad productiva de estos sectores”, advierte.

De acuerdo a un reporte del Ministerio de Economía de Bolivia, la inversión pública se elevó desde 629 millones de dólares en 2005 a 4.458 millones de dólares en 2018. Mientras que la privada se situaba en 586 millones antes de Morales y creció a 2.791 millones.

AFP
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Problemas y desafíos

Los especialistas acusan que la falta de inversión privada y el fin del súper ciclo de las materias primas ha perjudicado la economía boliviana, que en el último lustro ha visto reducir sus números macroeconómicos.

“La economía nuevamente ha pasado a tener déficit de magnitud en los sectores externo y fiscal (déficit gemelos), para el periodo 2015-2019. Estos déficit están siendo financiados con deuda y pérdida de reservas internacionales (…) Esta situación no es sostenible en el mediano plazo, y en algún momento, el gobierno deberá realizar un ajuste fiscal de magnitud, lo cual seguramente va a reducir el crecimiento, el empleo y los ingresos”, afirma Jemio.

Una muestra de que la economía se ha debilitado en los últimos años, sostenida en parte por el endeudamiento, es el informe del Banco Mundial que apunta a que “entre 2014 y 2019, la deuda pública -incluyendo la deuda con el sector público financiero- aumentó de 38% a cerca de 53% del PIB y los depósitos del sector público en el Banco Central cayeron de 24% a alrededor de 13%”.

“Además, las reservas internacionales disminuyeron desde US$15.1 mil millones (46% del PIB) en 2014 a cerca de US$8 mil millones (20% del PIB) a mediados de 2019”, agrega el informe de la entidad.

Los expertos consultados por BioBioChile sostienen que el próximo desafío para la economía boliviana es equilibrar la deuda del país, que debido a la reducción obliga a incentivar la inversión privada.

“El gobierno se ha transformado en el principal actor de la economía, y ha aumentado su participación en el PIB de 23% del PIB en 2005 a 43% en 2014, desplazando la actividad privada. Sin embargo, debido a la caída de ingresos fiscales en el periodo de post-bonanza, el gobierno no tiene la capacidad de seguir cumpliendo este rol en el futuro, por lo que la economía tendrá que buscar promover nuevamente la inversión privada en sectores claves de la economía”, explica Jemio.

En la misma línea, aunque muchas personas han logrado salir de la pobreza en Bolivia, la situación de la nueva clase media sigue siendo inestable y proclives a ser afectados por alguna recesión económica o alguna crisis más grave.

“Es importante no cometer los errores de gobiernos pasados y tomar en cuenta que la mayoría de la población se encuentra en una situación laboral aún precaria. Es verdad que muchos lograron salir de la pobreza; pero es posible que aún no tengan la capacidad de ahorro y adaptación que les permita sortear una situación de menor demanda laboral. Es importante repensar los programas de protección social para que puedan atender principalmente a estas personas”, afirma Vera.

Morales buscará extender su gobierno por 5 años más, los cuales podrían ser los más complejos de su gestión, pues a la desconfianza que generará en la oposición, se agrega la incertidumbre económica si el gobierno aplica un ajuste fiscal o si no comienza a disminuir sus niveles de deuda.